miércoles, 21 de mayo de 2014

Participaciones preferentes: naturaleza y causas de un fraude sistemético


La supremacía de los poderes económicos sobre las instancias democráticas constituye el axioma de la realidad política de nuestro tiempo. En la Unión Europea y, en particular, en España, la preponderancia de los intereses de las grandes empresas transnacionales y de la economía financiera contribuyó a gestar la crisis económica y predeterminó la consiguiente degradación de los derechos sociales. Todo ello, claro está, no habría sido posible sin la articulación de sofisticados mecanismos de captura de los poderes públicos en el marco de la legalidad o fuera de ella (delincuencia económica y fiscal, corrupción) y de confusión de intereses público-privados, pero también de otras modalidades de “blindaje” como la extorsión económica (por ejemplo, mediante la amenaza de deslocalizaciones o ataques a la deuda soberana) o la manipulación informativa (a través, pero no sólo, de los medios de comunicación de masas). El resultado de este proceso es una transferencia de renta de las clases populares hacia las élites que ostentan el poder económico, un marcado incremento de las desigualdades sociales que se traduce en el aumento de la pobreza, el desempleo, la precariedad laboral, la emigración y otras muchas variables.

En el presente artículo se aborda, a modo de estudio de caso, el fraude de las participaciones preferentes. Desde finales de los años 90, los bancos y, de forma mayoritaria, las antiguas cajas de ahorro (1), diseñaron y comercializaron un producto financiero (deuda) de carácter perpetuo y que, desde una perspectiva contable, computaba como recursos propios (capital) de las entidades. Por su doble naturaleza de deuda y capital, las preferentes suelen ser catalogados como instrumentos híbridos. De esta forma, las entidades financieras pretendían financiar artificiosamente su expansión (crecimiento) en una situación pre-crisis de burbuja inmobiliaria-hipotecaria sin obstáculos de tipo fiscal, contable o de control decisorio, pues las preferentes no otorgan derechos políticos a sus suscriptores.

Años después, cuando la burbuja comenzó a desinflarse (2008-2009), las entidades financieras, que tenían dificultades ante la devaluación de sus activos y las crecientes exigencias de solvencia, decidieron emitir participaciones preferentes para “tapar agujeros”. Es decir, antes del rescate bancario que financió el Estado y disparó el déficit público, se produjo otro rescate de las entidades insolventes por sus propios clientes. La banca vendió un producto de elevado riesgo por su texto y contexto a pequeños ahorradores (trabajadores, parados, pensionistas, etc.) que en su inmensa mayoría tenían perfil financiero conservador (todo lo más habían contratado previamente imposiciones a plazo fijo). Una estrategia comercial diseñada desde las cúpulas de las entidades para engañar maliciosamente a sus propios clientes, que iban a perder los ahorros de toda su vida. Profundicemos un poco más. 

¿Qué son las participaciones preferentes? 

Las participaciones preferentes se caracterizan principalmente por su carácter perpetuo, es decir, a diferencia de otros instrumentos financieros, carecen de fecha de vencimiento: en ningún momento el cliente tiene derecho a que se le reembolse el dinero invertido. De ahí que, en algunas ocasiones, por razones informáticas, se haya incluido en los documentos contractuales como fecha de vencimiento el año 9.999. Algo así como el fin de la historia.

Normalmente las preferentes tienen una remuneración (tipo de interés o cupón) ciertamente elevada. La alta rentabilidad de las preferentes es la contraprestación al enorme riesgo del producto, pues amén de su carácter perpetuo, el interés sólo se cobra en caso de que las entidades tengan beneficios. Por su elevado riesgo, el producto ontológicamente está destinado a inversores instituciones o especuladores. Sin embargo, ante las reticencias de los inversores profesionales, especialmente a raíz de la crisis financiera, las entidades decidieron utilizar su red comercial para colocar el producto masivamente a quienes podían engañar con mayor facilidad: sus clientes, pequeños ahorradores sin excesivos conocimientos en el campo financiero y que basaban su relación con el banco en la confianza.

La elevada remuneración y el adjetivo preferente servía para que los empleados de la banca, sometidos a todo tipo de presiones y sin la información necesaria sobre el producto, vendieran de forma camuflada un producto de alto riesgo como un depósito ventajoso, un “depósito preferente” (sintagma que incluso en ocasiones se plasmó en la deficiente documentación contractual), un depósito con mejor remuneración que sólo se ofrecía a clientes fieles, preferentes. La banca cometió todo tipo de tropelías, incumpliendo, como resulta obvio, la legislación en materia de contratación y protección al consumidor. Todo valía para cumplir los objetivos de colocación. Se vendieron preferentes a trabajadores despedidos que depositaban su indemnización, ancianos, personas enfermas o con discapacidad, menores de edad, personas analfabetas que firmaban con la huella dactilar, víctimas del atentado terrorista del 11-M que depositaban su compensación económica, etc.

Otra de las características más importantes de las participaciones preferentes es su falta de liquidez, esto es, la dificultad para deshacerse de la “inversión”. Ya sabemos que el banco no tenía obligación de recomprar las participaciones preferentes a sus clientes, pero éstos sí podían venderlos a otros compradores. Esta posibilidad de venta se presentaba a los clientes como una facultad absoluta que el banco no tendría más opción que aceptar. Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que en un principio, cuando el contexto era de bonanza económica, los escasos clientes que querían “rescatar” su dinero del banco lo conseguían, ya que el banco cruzaba la orden de venta con una orden de compra… de otro cliente. Un sistema de ‘cases’ piramidal que por su propia naturaleza tenía fecha de caducidad, hasta que finalmente (año 2011) las pérdidas se hicieron públicas y las víctimas constataron el bloqueo de sus ahorros (corralito fáctico). Los datos aún varían según la fuente, pero podrían haberse vendido cerca de 30.000 millones de euros en preferentes a decenas de miles de personas. 

La captura del poder legislativo 

La emisión de las participaciones preferentes ha venido vinculada en las últimas décadas a la necesidad de las entidades financieras, en particular de las cajas de ahorro, de obtener recursos propios para financiar su expansión, ya que por su naturaleza no podían emitir capital. A finales de los años 90 las entidades financieras, incorporando una figura anglosajona (preference shares), comienzan a emitir exponencialmente participaciones preferentes en un contexto de emergente burbuja inmobiliaria. Las primeras emisiones se realizan en paraísos fiscales, casi siempre en las Islas Caimán, por la falta de regulación legal en España y, por razones obvias, para evadir impuestos. Un hecho prácticamente desapercibido es que con motivo de la evasión fiscal de la banca la Fiscalía Anticorrupción inicia una investigación que finalmente archiva en febrero de 2003, si bien tras constatar el grave fraude fiscal que se estaba cometiendo (2). El legislador toleró este limbo fiscal a sabiendas del especial interés de la banca, hasta que, en una legislatura con mayoría parlamentaria de la derecha (Partido Popular), aprovechando la tramitación parlamentaria de la Ley de 2003 sobre régimen jurídico de los movimientos de capitales y de las transacciones económicas con el exterior, una enmienda del Grupo Parlamentario Socialista (PSOE) propone poner fin al fraude fiscal siguiendo las recomendaciones del Grupo de Acción Financiera sobre el Blanqueo de Capitales (GAFI). La enmienda proponía regular las participaciones preferentes estableciendo límites a sus emisiones, obligando a tributar por el Impuesto de Sociedades sin derecho a deducción y a comunicar a Hacienda la identidad de los suscriptores. La aprobación de la enmienda en estos términos muy probablemente habría evitado el fraude finalmente cometido; sin embargo, una enmienda transaccional de Convergencia y Unió (derecha nacionalista de Cataluña) modificó sustancialmente la enmienda aprobada y consagró los beneficios fiscales. La banca tenía la alfombra roja para desencadenar la estafa financiera más grande de la historia de España. ¿Por qué Convergencia y Unió hizo una enmienda transaccional y fue finalmente aprobada en esos términos? La pregunta difícilmente puede responderse sin tener en cuenta la consabida actividad de los grupos de presión y la mezcolanza de intereses público-privados, sobre todo, a la hora de regular aspectos aparentemente técnicos. 

La captura del poder ejecutivo 

Las entidades financieras en España están sometidas al control del Banco de España. En tanto que proporcionan servicios de inversión, las entidades de crédito también son supervisadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el ente regulador del sector financiero. Los organismos o entes reguladores constituyen un modelo de Administraciones pública, de origen norteamericano, que sacrifica la dirección gubernamental en pro de una supuesta neutralidad política y especialización técnica. El déficit de legitimación democrática no es el único problema de los entes administrativos de supervisión. La experiencia empírica y una profusa pluralidad de análisis evidencian la producción, desde hace décadas, de un fenómeno de 'captura del regulador' que consiste en la apropiación del ente supervisor por los propios operadores regulados, que imponen sus intereses privados en las decisiones públicas. En  relación con la burbuja de las participaciones preferentes, la captura del ente regulador se traduce, cuando menos, en la tibieza de su actuación preventiva, inspectora y sancionadora.

La cronología de las actuaciones (y omisiones) de la CNMV es esclarecedora de cuanto se dice. En octubre de 1998, antes de que las participaciones preferentes tuvieran siquiera reconocimiento legal expreso, la CNMV autorizó la negociación de este instrumento en un mercado organizado de renta fija (mercado AIAF). En junio de 2005, el regulador, a sabiendas de la existencia de un conflicto de interés (las entidades emisoras vendían sus propios productos entre sus clientes) recomendó la adopción de una serie de criterios y pautas de actuación. En febrero de 2009, en un contexto de objetivos renovados de solvencia de las entidades financieras y venta exponencial de participaciones preferentes, la CNMV se limitó a comunicar a las entidades reguladas el incremento de las exigencias de información para verificar las emisiones dirigidas a clientes minoristas, nuevamente con la intención de prevenir conflictos de interés. Y en el mes de mayo de 2009 publicaría un folleto informativo para advertir a los clientes de los riesgos existentes. Recomendaciones, comunicaciones, advertencias... Así trataba la CNMV un fraude en fase metastásica.

Sólo desde finales de 2011, cuando el escándalo ya era público y notorio, el ente regulador reveló parcialmente la grave realidad de la situación e incoó nueve expedientes sancionadores –aún no resueltos y que por su propia naturaleza no pueden reparar el perjuicio sufrido a los ahorradores–. 

La captura del poder judicial 

No es necesario ser un experto jurista para intuir el carácter delictual de una macrooperación financiera basada en prácticas deliberadamente engañosas y dirigida a la sistemática conversión del ahorro de los trabajadores en capital de la banca. La inhibición de la maquinaria penal sólo puede entenderse en un escenario de hegemonía del poder financiero y, en particular, de una limitada independencia judicial, como se afirma en un reciente informe del Consejo de Europa. Ya nos hemos referido al archivo en 2003 de una investigación incipiente de la Fiscalía Anticorrupción. A priori podría parecer que la intención del establishment es focalizar la respuesta penal en casos aislados a fin de ocultar el alcance generalizado del fraude y sus causas sistémicas. Ni siquiera eso. En el llamado “caso Blesa” (por el expresidente de Bankia), que le ha costado el destierro al instructor de la causa, el Juez Elpidio Silva, la Audiencia Nacional ya ha descartado la responsabilidad penal en relación con las participaciones preferentes. Tampoco la Fiscalía, que tiene legitimación para defender los intereses generales de los consumidores en el orden jurisdiccional civil, ha llevado a cabo en este ámbito actuaciones de relieve.
Así las cosas, las personas que han perdido sus ahorros sólo tienen la vía judicial civil para intentar recuperarlos. No sin trabas. Los poderes públicos y privados se han encargado de limitar el acceso a la Justicia en todos los frentes. En un primer momento, la reacción de las entidades financieras fue la de ofrecer a sus clientes complejos canjes en los que pretendían convertir las participaciones preferentes en obligaciones o acciones que, salvo casos excepcionales, confirmaban las pérdidas económicas. Las ofertas de canje no eran fruto de la casualidad o el altruismo, sino que se ajustaban a las necesidades coyunturales de la banca (3).

En cuanto a las entidades bancarias recatadas por el Estado, se articularon sistemas de arbitrajes (resolución extrajudicial) sin la más mínima garantía de independencia para analizar, se decía, caso por caso la existencia de irregularidades en la contratación del producto. Hay que recordar que en España la banca nunca ha querido participar en el consolidado Sistema Arbitral de Consumo. La creación de estos nuevos sistemas de resolución tiene carácter excepcional, se hace con posterioridad al surgimiento del conflicto y son consultoras privadas o incluso las propias entidades las que deciden la admisión de las reclamaciones. Se trata, pues, de un dislate alternativo a la Justicia que carece de la más elemental juridicidad y que ha sido promovido por las autoridades públicas competentes.

Para cerrar el círculo de la impunidad, el Gobierno de Mariano Rajoy promovió el pasado año 2012 la aprobación de la conocida como Ley de Tasas Judiciales, que ha obligado a los ciudadanos que quieran iniciar procedimientos judiciales a pagar tributos de muy elevada cuantía (4). 

Reflexiones finales 

Esta es la historia, silenciada hasta hace poco y contada superficialmente por los medios de comunicación de masas, de los tipos que estafaron a nuestros abuelos y, en general, a decenas de miles de personas humildes que no han hecho otra cosa que trabajar y ahorrar en vidas de austeridad, dignidad y sacrificio. La codicia exacerbada e inmoralidad de unos pocos banqueros sin escrúpulos, que tienen nombres y apellidos, y también la pasividad y connivencia de poderes públicos sometidos, han provocado cuantiosas pérdidas económicas, angustia, sufrimiento, daños morales irreparables e incluso suicidios. A la verdad pretenden contribuir estos párrafos. A la justicia y la reparación deben dirigirse los esfuerzos coordinados de quienes pretenden democratizar el sistema político-económico y de las víctimas del fraude de las preferentes, para que, primero, recuperen lo que es suyo, y, segundo, sean juzgados los responsables del fraude. Empero, la evitación de nuevas estafas financieras no pasa, sólo, por la renovación de quienes ostentan los poderes públicos y la exigencia democrática de rendición de cuentas. Necesitamos reinventar los mecanismos de control de los poderes económicos, reforzar el control de los poderes públicos y reducir las actividades económicas ejercidas con ánimo de lucro.

La estafa de las preferentes es sólo una manifestación más de una estafa sistémica que llamamos crisis. El escándalo no tiene parangón en España por su magnitud y la evidencia de la apropiación de lo que pertenece a la ciudadanía por la oligarquía financiera. Pero el modus operandi siempre es el mismo. Unas élites económicas ávidas tutelan a los poderes públicos y extraen renta a las clases populares. ¿Acaso no sucede lo mismo con el sistema público de pensiones, la sanidad y la educación públicas o la reforma laboral? 

NOTAS:
(1)   Interesados diagnósticos pretenden responsabilizar a las cajas de ahorro exclusivamente de los abusos bancarios con el objetivo de desacreditar a lo público. Pero no es cierto ni que los bancos no hayan cometido abusos ni que las cajas sean bancos públicos. Ni en su origen –siendo su antecedente los Montes de Piedad– ni en su forma jurídica se aprecia el carácter público de las cajas, que han constituido, todo lo más, entes sociales. Es indiscutible que las cajas se han articulado como entidades de régimen privado, es decir, que han escapado a los principios y garantías de la administración burocrática y a los controles propios de la gestión pública. El fracaso de las cajas es, sin duda, el fracaso de la gestión privada. Ahora bien, aun cuando la representación de los poderes públicos se limitó al 50% de los votos totales, es indiscutible la responsabilidad de los principales partidos en la nefasta gestión de las cajas. Pero el riesgo no radicaba tanto en la presencia de políticos como en la ausencia de gestión pública, con el agravante de que la actividad de las cajas también era ajena al debate público. Pero si hay una razón que explica el fracaso de las cajas de ahorro esa es la perversión de sus fines originarios. Una sentencia del Tribunal Constitucional de 2005 describe este proceso de privatización con absoluta claridad, al señalar que las Cajas “ya no persiguen principalmente fines benéfico-sociales, sino los propios de una entidad de crédito sometida a las leyes del mercado”. En los últimos años, a raíz de la crisis económica, las cajas de ahorro han sido convertidas en bancos.
(2)   Véase el diario El País (01/02/2003), que recoge la información sobre la investigación de la Fiscalía (accesible en: http://elpais.com/diario/2003/02/01/economia/1044054004_850215.html). Las Memorias de la Fiscalía no aluden expresamente a esta cuestión, si bien hacen referencia a actuaciones encaminadas a la lucha contra el fraude fiscal en los mercados de capitales.
(3)   El control de la solvencia de las entidades financieras se lleva a cabo mediante un complejo entramado competencial, si bien resulta de vital importancia los acuerdos, de alcance internacional, que elabora el Comité de Basilea. Los acuerdos de Basilea III, aprobados como consecuencia de las insuficiencias reveladas por la crisis económica internacional, tienen una implantación progresiva hasta 2018 y suponen un incremento de las exigencias de capital tanto en cuantía como en calidad. Las ofertas de canje de preferentes guardan relación con estos nuevos criterios de valoración.
(4)   Las tasas judiciales en procedimientos ordinarios supone el abono mínimo de 300 euros en primera instancia y 800 euros en segunda, costes que se unen a los honorarios de los profesionales obligatorios (abogado y procurador) y al riesgo, en caso de perder el procedimiento, de tener que pagar los honorarios de los profesionales de la parte contraria. La degradación del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva a través del copago judicial es una estrategia gubernamental de mayor alcance, pero no puede entenderse sin el alud de abusos bancarios cometidos en los últimos años y la consecuente pretensión de impunidad.
Miguel Á. Andrés Llamas es abogado y politólogo

domingo, 11 de mayo de 2014

Fraudes alimentarios: vender pescado congelado como fresco





Golpe al fraude alimentario

España e Italia destapan una red que vendía pescado congelado como fresco
La colaboración internacional confiscó 1.200 toneladas de comida ilegal en 2013

Parecían calamares, sepias y pulpos recién capturados. Y se exhibían en supermercados italianos con precio de pescado fresco. Pero en realidad habían sido congelados, descongelados y sometidos después a un tratamiento estético. Y habían hecho además un viaje de ida y vuelta entre Italia y España durante el cual se falsificaba su documentación. Dos empresas italianas y una española estaban aliadas en el fraude: una italiana de la región de Romagna vendía a otra de Arezzo (Toscana) el pescado congelado, que a su vez se lo vendía a una tercera ubicada en Barcelona. Cuando la mercancía llegaba a Cataluña, era descongelada y vendida otra vez a Arezzo, pero ya como pescado fresco. De vuelta en Italia, se le aplicaba un producto químico prohibido en la UE llamado Whitech-2, compuesto por ácido cítrico, ácido fosforito y peróxido de hidrógeno, para darle brillo y poder venderlo luego a los supermercados como recién capturado.

La Guardia Civil española y los Carabinieri italianos acaban de desmantelar esta red de fraude alimentario en una operación internacional, denominada Pulpo V, en la que se han confiscado 30 toneladas de pescado y 1.600 kilos de Whitech-2 después de seis meses de seguimiento en ambos países. Eso quiere decir que al menos durante ese tiempo los clientes de los supermercados italianos que vendían ese pescado fueron engañados y, aún peor, compraron un producto peligroso para su salud. No porque contenga Witchech-2 (prohibido por ser una sustancia engañosa, no porque sea perjudicial), sino porque ha escapado a la cadena de controles oficiales de seguridad alimentaria. Una de las cadenas de supermercados que lo distribuyeron en Italia, Esselunga, ha anunciado que se personará como acusación contra la red.

La Operación Pulpo V es el último fruto de la creciente colaboración que existe entre los países de todo el mundo para luchar contra el fraude alimentario, una amenaza que no ha dejado de aumentar en los últimos años por la globalización del mercado alimentario. Cuantos más viajes y cambios de mano haga una mercancía, más fácil es que se produzca un fraude, como demostró el año pasado el escándalo de la carne de caballo vendida como si fuera ternera, que afectó a una veintena de países europeos, entre ellos España. Pero el de la carne de caballo fue solo el caso más sonado de una larga lista menos conocida. “Muchos se sorprenderían si supieran la cantidad de alimentos y bebidas de consumo diario que se están falsificando, y el volumen de los decomisos pone de manifiesto que se trata de un grave problema mundial”, declaró Michael Ellis, jefe de la Unidad contra el Tráfico de Productos Ilícitos y la Falsificación de Europol, al presentar el pasado febrero los resultados de Opson III, la última gran operación internacional: 1.200 toneladas de alimentos ilícitos o que no cumplían las normas mínimas de calidad y casi medio millón de litros de bebidas falsificadas incautados en 33 países.

España fue uno de esos países. Entre esas 1.200 toneladas de alimentos incautados se incluían 4,5 toneladas de caracoles. “Los recolectaba una red criminal organizada en Burriana (Castellón) y los vendía a criaderos de helicicultura y comerciantes minoristas que los mezclaban con los caracoles criados legalmente para darles apariencia legal e introducirlos en el mercado”, explica Manuel Junquera, alférez de la Unidad Técnica de Policía Judicial de la Guardia Civil, que centraliza toda la información de las actuaciones del cuerpo. En esa operación, denominada Aspersa, se realizaron 24 detenciones por delitos contra la salud pública, contra los derechos de los trabajadores y pertenencia a organización criminal.

La categoría más importante de los alimentos decomisados en Opson III en todo el mundo es la constituida por los pescados y mariscos, que es la que suele presentar más problemas de conservación y etiquetado incorrecto. Se confiscaron 685 toneladas por uno de estos dos motivos y se decomisaron 484.000 kilos de atún con documentación falsa.

Las operaciones Opson —que en griego significa “comida”—, están coordinadas por Interpol y Europol y empezaron en 2011, aunque en esa primera edición solo participaron 10 países (entre ellos, España) y el volumen de decomisos fue muy pequeño. Pero en 2012 se unieron 30 países y se lograron confiscar 235 toneladas de alimentos y 385.000 litros de bebidas.

La Guardia Civil realizó muchas más operaciones el año pasado que, por su temática, se inscriben dentro de la Operación Opson específicamente española. En total, sumando todas estas intervenciones, en 2013 se confiscaron en España 500 toneladas de alimentos y 400.000 litros de bebidas. “Confiscamos de todo, desde jamones que se hacen pasar por ibéricos cuando no lo son hasta productos almacenados en malas condiciones, aceite de oliva, caviar falso. Actuamos en puertos, aeropuertos, almacenes y comercios minoristas, aunque el objetivo sobre todo es encontrar el origen de las redes y desmantelarlas”, comenta Junquera.

Un fraude muy común, según Junquera, es el de las bebidas alcohólicas falsificadas. “Hay grupos que importan de manera ilegal ron o whisky a granel desde Sudamérica, lo embotellan con etiquetas de marcas conocidas y lo venden sobre todo a bares y discotecas. Es lo que se conoce como alcohol de garrafón”, apunta el alférez.

José Vicente Gómez Mateo, jefe del Área de Calidad Alimentaria de la Comunidad de Madrid, que colabora como asesoría técnica en algunas operaciones, advierte de que donde más fraude se produce es en los productos que pueden dar más beneficios. “Es decir, los que son más caros. El engaño más común es encontrar alimentos etiquetados con calidad superior a la que realmente tienen o con denominaciones de origen falsas”.

Fuente: El País

viernes, 9 de mayo de 2014

VIVIR SIN MÓVIL, de Xuan Cándano




 


VIVIR SIN MÓVIL
Xuan Cándano. Periodista y Director de ATLANTICA XXII


-¿Dónde estás?

-En casa, donde me acabas de dejar.

Si la CIA tiene controladas todas nuestras conversaciones, como parece, sus agentes se estarán volviendo locos depurando millones de conversaciones estúpidas y banales que se producen a diario a través de los teléfonos móviles. Deben de ser la mayoría.

No hace falta ser un sabio para conocer que la ciencia es neutra y que sus logros constituyen un avance, aunque también pueden ser un retroceso, dependiendo de su utilización. La imparable revolución tecnológica hace más evidente esa perogrullada y los teléfonos móviles se han convertido en su icono, también de tan paradójico fenómeno.

En su ensayo Nunca más solo. El fenómeno del móvil (Editorial La Oveja Roja), los filósofos franceses Miguel Benasayag y Angélique del Rey exponen las consecuencias psicológicas y antropológicas de la generalización de estos teléfonos y sus conclusiones son realmente desoladoras. Han constatado que, como con otros grandes avances de la técnica, “no escatimamos elogios y descripciones minuciosas para contar todo lo que hemos ganado, olvidándonos una vez más de preocuparnos por lo que hemos perdido”. Su libro pretende ser una aportación “para que la victoria de la técnica no sea, como tantas veces, una victoria pírrica”.

Benasayag y Del Rey constatan que, en general, los móviles nos están haciendo más ignorantes e impotentes. Sobre su pésima y ridícula utilización, siempre aludiendo a la mayoría de sus usuarios, son contundentes: “Con el móvil, la oligofrenia comunicacional está asegurada, y también son posibles otras metástasis más orgánicas: cuanto más hablamos, menos tenemos que decir. Hay una metástasis que no está a la espera de verificación, es la de la idiotez comunicacional”.

Los jóvenes ya han nacido casi con un móvil en la mano y su manera de relacionarse no se concibe sin el aparato, pero en los adultos su generalización ha provocado una infantilización difícil de comprender. “Desde un punto de vista funcional no deja de ser preocupante el que millones de adultos se comporten como adolescentes presa de un ataque de verborrea”.

Para gran parte de sus usuarios la función básica del móvil, la de comunicar, es marginal. Partiendo del narcisismo que delata su pésima utilización, Benasayag y Del Rey observan otras funciones que desarrolla prioritariamente: ansiolíticas e hinópticas.

Y aunque ha convertido a los humanos en individuos continuamente controlados, el móvil es el icono social por excelencia, “icono investido del poder del bien supremo en el bolsillo de cada cual”.

Pero hay quien se resiste a ello. Y lo hace con total naturalidad y sin perderse nada de las ventajas del progreso.

Un negocio que no da satisfacciones

Eduardo Menéndez Casares es geólogo y trabaja en la Universidad de Oviedo, en la Escuela de Minas. También es un veterano militante ecologista y activista en Ecologistas en Acción. El campo y las excursiones por la naturaleza, tanto trabajando como en tiempo de ocio, son una pasión a la que no renuncia. Nunca tuvo teléfono móvil porque asegura que no tiene necesidad “de estar permanentemente localizado”. Recibió presiones de todo tipo (en casa, en el trabajo) para sumarse como usuario a un fenómeno que cree que “no tiene marcha atrás”, pero del que permanece al margen, no por beligerante oposición, sino porque nunca tuvo necesidad.

No le desasosiega en absoluto andar solo en largas caminatas por espacios naturales, pero dice que se pone nervioso si oye el sonido de un móvil en el monte o en un acantilado. “Los de la aldea no tenemos miedo a andar por el campo”.

Para Eduardo el móvil es un aparato inútil, “que hubo un momento en el que daba estatus”, y lamenta que su profusión provoque que la gente ya no quede físicamente para verse. Piensa que se trata de una necesidad artificial y la compara con la obsesión por la velocidad, también ligada a la técnica. “Nos movemos con más velocidad en AVE o en avión, pero no nos enteramos de por dónde pasamos. Todo está subordinado al mercado, a que sea una mercancía. Lo del móvil es un negocio tremendo que no da más satisfacción a las personas”.

“No lo necesito”

Hace muchos años que el escritor Braulio García Noriega vive de vender libros por Internet a través de su librería digital (www.paquebote.com). El teléfono móvil no se lo impusieron sus clientes, esparcidos por todo el mundo, sino los bancos. “Para las transferencias bancarias y los pagos del trabajo antes tenía tarjeta de coordenadas, pero el banco impuso el móvil. O eso o ir presencialmente”.

Desde entonces Braulio tiene un móvil, pero solo él conoce el número, porque lo usa exclusivamente en esas obligaciones bancarias. Sus amigos, sus familiares y sus clientes lo llaman a su teléfono fijo. “¿Que por qué no uso el móvil? Porque no lo necesito. Lo puedes necesitar un día. Pues voy a una cabina”.

El dueño de Paquebote no comparte lo que define como “el discurso de la época: crean una necesidad y todos parecemos obnubilados con ella”.

Animales en transición

Como escritor y periodista Gregorio Morán es uno de los profesionales más prestigiosos de España y sus libros y sus artículos en La Vanguardia tienen un público masivo y muy fiel, aunque los poderes, también en el mundo cultural, no le tengan precisamente simpatía por su espíritu crítico. Si le preguntan por qué no usa móvil se obtiene la respuesta común a todos los que viven y trabajan perfectamente sin el aparatito: “No tengo ninguna necesidad”.

Junto a otros argumentos, Morán añade uno generacional: “Me llegó tarde. Los ricos no necesitan móvil y los pobres pobres tampoco. Tengo uno aquí que me regalaron, pero no lo uso”.

A Morán, gran conversador y excelente contertulio, siempre presencialmente y en una buena sobremesa con los amigos, el uso masivo del móvil le parece un icono, pero de la tendencia al absurdo de la modernidad. “¿Qué hacemos gente mayor como yo dándole a los botoncitos de ese aparato? Eso es de película de Berlanga. Viajas en el metro y ves esas escenas… los viejecitos aceptan su condición de animal del siglo XX en transición al XXI”.

“La amistad no necesita el móvil”

También la falta de necesidad y no ningún tipo de apriorismo es el motivo por el que a Santiago Alba Rico no es fácil verlo con el móvil en la mano o en la oreja. El filósofo y escritor vive en Túnez y prescinde de él sin problema alguno. Lo explica por correo electrónico, que en cambio sí es para Santiago un instrumento de trabajo.

“No es una decisión heroica la mía. Tengo una vida laboral privilegiada -sin jefes ni clientes- y por lo tanto no lo echo en falta jamás en mi vida cotidiana. Lo usé durante un mes y medio, durante la revolución tunecina, porque entonces era muy importante saber lo que estaba ocurriendo en otros puntos de la ciudad y coordinar encuentros. Ahora no me hace falta. La amistad no necesita el móvil”.

No estar continuamente controlado con ese aparato se ha convertido en una excentricidad, algo que Alba Rico comprobó hace poco en Túnez cuando un amigo, al comprobar que no tenía móvil, se ofreció para comprarle uno creyendo que era por falta de dinero.” No me siento raro, pero desde luego parezco raro. El móvil se ha convertido en un presupuesto universal de integración social, interclasista y casi natural, como el llevar zapatos o tener dos piernas”.

PUBLICADO EN ATLÁNTICA XXII Nº 29, NOVIEMBRE DE 2013

viernes, 2 de mayo de 2014

Problemas respiratorios, de Juan José Millás


Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que las compañías eléctricas deberían estar nacionalizadas. O tan reguladas que no mereciera la pena explotarlas con los fines de lucro actuales. Resulta un disparate que en los meses de frío (aunque también en los de calor) el vatio salga a subasta como una obra de arte de Christie´s, para que pujen por él especuladores sin alma. Les falta enmarcarlo y ponerlo sobre un paño de terciopelo. Pero bueno, la historia es ésta: que el vatio se pone en manos de los subasteros, algunos de los cuales forman parte de las compañías que los han sacado a la venta. De ese modo, el precio sube o baja en función de sus intereses o del cabreo general.

Mientras se produce la subasta, hay miles de familias muertas de frío, apiñadas en los sofás de sus respectivos salones, bajo una manta vieja. Están mirando la tele, que consume poco, a ver si de la pantalla encendida surge un poquillo de calor. Pero lo que surge son los sistemas enloquecedores, cada día más, de calcular el precio de la electricidad. Es como si la mitad de los telediarios se dedicaran a hablar del precio del caviar, del que no sabemos si se subasta o va directamente de las manos del productor a las del consumidor. Una cosa está clara: que el caviar pasa por menos manos que el vatio, lo que significa que cuando llega al consumidor último es más barato, en términos relativos, que la luz.

La nacionalización de la electricidad debería ir en cualquier programa electoral decente. Permanezcamos, pues, atentos a la pantalla para ver qué partido político se atreve a sugerirlo. Una vez nacionalizada y convertida en un servicio público, desaparecerían los subasteros, los intermediarios, los vendedores de armas, los especuladores, y pagaríamos por ella lo que cuesta, no lo que vale, o al revés, ahora no caigo.


Hay un problema, y es que las eléctricas recogen con frecuencia a los expolíticos y los introducen en sus estructuras extorsionadoras a fin de que hagan lobby frente a sus excompañeros. Y lo hacen. De ahí la familia muerta de frío frente a un brasero que quizá ha empezado a desprender ya CO2. El país, en general, empieza a oler a anhídrido carbónico. ¿No nota usted problemas de respiración?


martes, 1 de abril de 2014

Nuevos contadores "inteligentes": un chollo para las eléctricas




Jesús Iglesias, Senador por IU, alerta del nuevo "chollo" de las eléctricas con los nuevos contadores inteligentes

El senador presenta una batería de preguntas para garantizar los derechos de los usuarios y denuncia que el déficit tarifario sigue aumentando
La instalación de los denominados “contadores inteligentes” podrían suponer un nuevo varapalo para los consumidores en vez de un dispositivo para controlar, de forma más eficiente sus consumos. El senador de IU, Jesús Iglesias alertó de que el aparato, por el contrario, se está configurando como un nuevo “chollo para las eléctricas”, que podrán cortar el suministro con una simple instrucción informática, recopilar informaciones sobre la vida de sus clientes en tiempo real o que, los particulares que disponen de placas fotovoltaicas tengan que pagar por verter en la red los excedentes su producción.

Jesús Iglesias inscribió este nuevo riesgo para la ciudadanía en lo que denominó “timo de la luz”. Y es que, a pesar de que los abonados pagan sus recibos, el supuesto déficit tarifario sigue incrementándose, de tal forma que, en estos momentos, se imputara a cada ciudadano el monto total de esta deuda reconocida por el Estado, cada abonado tendría un saldo negativo y pendiente de 1.111 euros. “Acaba de publicarse el déficit provisional de 2013. Hay que recordar que el Ministro Soria dijo, primero, que no iba a haber y que ya se habían tomado las medidas que lo impedían. Segunda manifestación del Ministro, en septiembre, que sí, que iba a haber déficit y que supondría unos 3.000 millones de euros. Liquidación provisional: 4.098 millones más de déficit tarifario. Nadie sabe exactamente a cuánto asciende, por supuesto está por encima de los 30.000 millones de euros”.

Pero este déficit no es el único ya que ahora, denunció el senador, ha aparecido el gasístico que, por primera vez, en 2013, se calcula en 316 millones de euros. La situación responde, aseguró Iglesias, al fracaso de las políticas energéticas del Gobierno.  

En este contexto, los contadores inteligentes abren las puertas a nuevas agresiones a los usuarios. Su instalación –actualmente se calcula que ya están operando unos 13 millones de estos aparatos y que para 2020 el número se situará en los 27 millones- lejos de favorecer al cliente lo somete a mayores presiones de la compañía que dispone, en todo momento, información en tiempo real sobre sus consumos, algo que, sin embargo, no ofrece en igual cantidad al propio cliente.

Además, el alquiler del contador será más elevado que el actual sobre el que algunas voces alertan sobre posibles efectos nocivos para la salud. “Hay dudas sobre si estos contadores no son una fuente más de radiación perjudicial para la salud”.

Ante esta situación, IU ha presentado al gobierno una batería de preguntas para que informe si está previsto realizar algún estudio respecto posibles implicaciones para la salud, qué medidas piensan adoptarse para garantizar que el acopio de información sobre las costumbres de los usuarios no se utilice con fines espurios, así como medidas de control para garantizar la exactitud de las lecturas de consumo, más porque ya se han presentado reclamaciones por una divergencia de hasta el 400% entre lo facturado y lo realmente consumido.

jueves, 27 de febrero de 2014

Cláusulas suelo en contratos de prestamos hipotecarios: Asturias incoa expedientes sancionadores a 6 bancos por la inclusión de cláusulas suelo


El Gobierno asturiano ha abierto 17 expedientes por la comercialización de hipotecas con cláusulas suelo a seis entidades. Los bancos Liberbank, Popular, SabadellHerrero, Pastor y las cajas rurales de Gijón y Asturias se enfrentan de este modo a sanciones que oscilan entre los 3.600 y los 18.000 euros. El portavoz del Ejecutivo regional, Guillermo Martínez, quien apeló ayer a la Ley de Consumo de 2002 y al fallo del Supremo que considera estas cláusulas abusivas, defendió que «la actuación del Principado está perfectamente reglada» y especificó que los expedientes sancionadores aún no están concluidos.

A estos podrían sumarse muchos más, ya que la Dirección General de Consumo ha recibido 363 denuncias, 300 de ellas desde la Unión de Consumidores (UCE) de Asturias. Su presidente, Dacio Alonso, recordó ayer que las cláusulas suelo afectan a unas 30.000 familias en la región, que pagan cada mes entre 120 y 200 euros más -de 1.440 a 2.500 euros al año- de lo que les correspondería si pudiesen beneficiarse sin límites de la bajada del Euribor.
La intención de la Unión de Consumidores es que los afectados sepan que pueden reclamar el importe de sus cláusulas suelo sin ir a juicio, llevando a sus oficinas una fotocopia de la escritura de la hipoteca y el último recibo pagado o presentando la denuncia, directamente, en la Dirección General de Consumo. Los objetivos de la campaña están más que claros: que esta práctica «les cueste dinero a los bancos, que les cueste reputación ante la mala fe de su actuación y que les cueste, también, clientes, por el engaño al que les sometió».

Por otra parte, Alonso incidió en que actuar contra estos abusos es competencia de las comunidades autónomas y no del Banco de España -tal y como informó su jefe de servicio, Fernando Tejada-, por lo que espera que otros gobiernos regionales sigan pronto el ejemplo del asturiano y cumplan con «su obligación legal». Ya hay otras comunidades que han puesto en marcha medidas parecidas, pero casi siempre a través de procesos colectivos y no individuales como en el caso del Principado. «El problema es que los bancos estaban acostumbrados a que las sanciones les saliesen muy rentables. Pero en este caso, al abrirse un expediente sancionador por cada contrato, les va a costar mucho dinero y tendrán que estudiar si quieren pagar 18.000 euros a cada cliente o retirarle la cláusula, devolverle el dinero pagado desde la suscripción del contrato y pagar la sanción mínima de 3.601 euros».

De no atender al expediente abierto por la Dirección General de Consumo, advirtió Alonso, estas entidades incurrirían en una falta de calificación 'muy grave', que contempla multas de hasta 400.000 euros. «Si ayer ya estaban preocupados porque habíamos comenzado a desgranar este abuso, hoy lo están mucho más», aseveró. Aún así, la intención de la UCE no es que todas las entidades con cláusulas suelo lleguen a pagar estas multas, sino que «las eliminen cuanto antes y devuelvan el dinero». En este sentido, informó de que varias entidades ya se habían puesto en contacto con la asociación para alcanzar un acuerdo.

Fue el Tribunal Supremo quien el 9 de mayo abrió la puerta a este tipo de actuaciones con una sentencia que condenaba a BBVA, Cajamar y Novacaixagalicia a eliminar de sus contratos hipotecarios las cláusulas suelo -que afectan a 4 millones de familias en España- por falta de transparencia en su comercialización. Alonso criticó ayer al Ministerio de Economía y al Banco de España por no obligar entonces al resto de entidades a seguir el mismo camino. «Obligaron a los bancos a revisar y evaluar el impacto de estas cláusulas, pero nunca más se supo», lamentó.

Fuente: El Comercio

viernes, 7 de febrero de 2014

La nueva tribu urbana que arrasa: los incongruentes de estatus







Sí, tú, el mismo. Ahora lo que se lleva es ser un incongruente de estatus, muy por delante de ser hipster o cualquier otra modernidad. Formas parte de esos millones de abstencionistas (un 56% = abstención+no sabe no contesta+blanco+voto nulo), según destaca Belén Barreiro, exdirectora del CIS, del último barómetro, que ya no creen ni en partidos grandes, ni en nacionalistas, ni en radicales. Ahora a lo que te sientes más cercano es la reinterpretación de las dos Españas de Machado a las que nos han abocado los decretazos y demás políticas de desigualdad, una de ricos y otra de pobres, con una antigua clase media que ha perdido su lugar en el mundo. Es ahí donde surge una nueva masa de gente que se caracteriza por su descoloque, finamente llamado incongruencia de estatus. Así es como política y sociológicamente te definen los estudiosos si eres una persona que pertenecía a la clase media allá por el 2007 y ahora eres un desclasado. Pero no te resignas a haber perdido tu situación y tienes desconcertados a los sabios para los que eres objeto de estudio. Bienvenido a la cada día más nutrida tribu de los incongruentes.


La recuperación económica avanza, a paso de tortuga y endémica, pero avanza. "Las cifras del paro que acabamos de conocer no son malas, los cotizantes a la seguridad social y el empleo no son buenos, pero las series desestacionalizadas (que es lo que cuenta a efectos de PIB) demuestran que en los últimos cinco meses ha habido crecimiento del empleo y que puede haber crecimiento neto de empleo a finales de este año, e incluso que la economía va a crecer por encima del 1%. Ahora bien, el empleo de baja calidad que se está creando, más las condiciones económicas y sociales que arrastramos por estos cinco años de crisis, hacen que las perspectivas a medio plazo sean malas o muy malas", apunta el economista Jonás Fernández, director del servicio de estudios de Solchaga Recio&Asociados.

Lo que se deja detrás de un lusto es una situación social tan brutal como apasionante, repleta de incógnitas. Ejemplo, pareja de profesionales cuyos ingresos han descendido mucho más del 10% que señalan los estudios: han tenido que vender su casa en la sierra, su segundo coche, han refinanciado la hipoteca de su vivienda y están tan cabreados... con la recuperación endémica de Rajoy que les ha dejado fuera, que ya no saben contra quien cargar. "En la encuesta de presupuestos familiares, un 40% de familias asegura poder llegar a fin de mes, esos han sufrido una recesión y están saliendo de ella. El resto han padecido una crisis, y para muchos de estos lo peor aun no ha llegado", apunta el economista y exministro Jordi Sevilla que abunda en los riesgos de "una sociedad que se está dualizando". Puede que el índice de acojono que tenía paralizado el consumo se esté recuperando, aunque no para todos.

Ahora en España hay una clase media (esos profesionales que han vendido lo que han podido) que ha aguantado la crisis tirando de la hucha de sus ahorros, de cuando eran clase media alta. Se les ha acabado esa hucha y ya no tienen de dónde sacar. Han liquidado lo que tenían pero no logran integrarse en la parte alta que era antes su sitio. Son los que han mantenido su puesto pese a los recortes salariales frente a los antiguos compañeros despedidos que han pasado a ser lumpen y a cobrar dos duros por su trabajo. Por poner un ejemplo cercano, lo que ha pasado en la mayoría de empresas periodísticas.

Mantiene Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma, que la gran incógnita es "hacia dónde se dirige esa gente que ya no recuperará posiciones, porque tampoco se van a ir a votar con los del 15-M, pues no son antisistema y aunque con el corazón les pueda gustar el discurso de IU, piensan que no tiene fórmulas realistas para sacarles de esa situación. Por otra parte, están formados y saben que la salvación dentro de un sólo país no existe, que no pueden salirse del euro. Existe un vacío ideológico para ellos y caminan hacia el nihilismo político. La experiencia demuestra que estos incongruentes de estado son los que más se movilizan, frente a los obreros o pobres, que están más acostumbrados a bregar con situaciones paupérrimas. Son los abstencionistas que a principios del XX se inclinaron por el nacionalismo o el bolchevismo en un afán de no desclasarse de la alta burguesía que había sido su lugar. No es lo mismo, pero sí parecido".

¿Qué va a hacer esa mitad de la España que tanto ha perdido con la crisis y que no tiene dónde elegir? Nadie les ofrece voz y han optado por una descalificación generalizada propiciada por una corrupción política que no solo no cesa, sino que consideran que no está castigada. Así que la abstención se convierte en el aglutinador, tal y como se podrá comprobar en las europeas, las municipales y también las generales.

"Ellos preferirían ir a votar a un partido de orden, PP o PSOE, pero no creen en ellos naturalmente, porque han sido los que les han conducido a esta situación, algunos miran a UPyD, pero no basta. ¿Quién los representa? Ese es un desafío para los estudiosos, porque no sabemos por quién se van a inclinar los incongruentes de estatus, que es como les definimos. Ya que no tienen ese partido de orden que buscarían, a no ser que aparezca alguien que demuestre eficacia para romper con el estatu quo que les ha dejado tirados. Debería ser un partido de izquierda, socialdemócrata y fuerte, pero no está. Paradójicamente, eso sí que ha sucedido en Alemania con la alianza de Merkel y la socialdemocracia, pero eso aquí es impensable", sigue analizando Vallespín.

Vamos, apreciado lector, que solo tú tienes la respuesta que más incógnitas suscita y por la que muchos matarían. Los partidos políticos, sin ir más lejos, aunque también a la banca y a las grandes empresas les gustaría saber qué pueden esperar de ti.

"No es que vayamos hacia una sociedad divida en dos, sino en tres. Por un lado se quedarán los seis millones de parados y desempleados de larga duración que tardarán muchísimo en reabsorberse; por otro, los empleados a tiempo parcial o temporal, en precario, a los que la reforma laboral ha dejado sin negociación colectiva y con unos sindicatos de clase que ya no tienen fuerza para defenderlos por lo que no podrán luchar contra la precariedad; y luego están los de los contratos indefinidos, más estables. Lo que conforma una sociedad muy dividida", explica Jonás Fernández.

Las urnas, sin duda, desvelarán el misterio. Ten claro que la abstención no perjudica a los grandes partidos tanto como crees. Pueden perder votantes, pero seguir gobernando los mismos. En Estados Unidos la participación electoral ronda el 50%, es decir, que medio país se queda en casa en lugar de ir a votar.
 

Seguir a Pilar Portero y Ana Cañil en Twitter: www.twitter.com/pilarportero 
Fuente: http://www.huffingtonpost.es

martes, 4 de febrero de 2014

Un comportamiento ejemplar ante la "Ley Antitabaco". Presentamos un artista: El alcalde de Beoján fuma en el salón de plenos y, a la vez,ladra



La "castiza" escena tuvo lugar en Benaoján, un pueblo de Málaga. Una concejala increpa al alcalde por fumar en la sala de plenos del Ayuntamiento. 

Francisco Gómez, alcalde de un partido independiente, lejos de reconocer su error sigue fumando a la vez que de vez en cuando emite, con un cierto sentido artístico dada su medición de tiempos y ritmos, unos ladridos que lejos de intimidar, provocan perplejidad.

La escena ha sido grabada con un teléfono móvil.

Suponemos que ante otras imposiciones legales, no responderá de la misma manera....