jueves, 11 de agosto de 2011

Transporte aéreo: La UE investiga los cargos extra en los billetes aéreos de bajo coste

 

La UE investiga los cargos extra en los billetes aéreos de bajo coste

Las aerolíneas cobran cada vez más por servicios básicos y confunden sobre el precio final - Bruselas estudia reforzar la legislación para impedir abusos

MARÍA R. SAHUQUILLO - Madrid - 10/08/2011 

Cargos adicionales por pagar por Internet un billete de avión con tarjeta de crédito. Y de débito. Unos cuantos euros más por no llevar impresa de casa la tarjeta de embarque. Y por facturar el equipaje. Los viajeros habituales del bajo coste ya conocerán el rosario de tasas y gastos que muchas compañías de transporte -fundamentalmente aerolíneas- añaden a unos billetes que comienzan siendo baratos, y que, añadido tras añadido, algunos ineludibles, al final ya no lo son tanto. La Comisión Europea acaba de abrir una investigación sobre el sistema, insistentemente denunciado por las organizaciones de consumidores por vulnerar los derechos de los pasajeros, y estudia reforzar una legislación que, reconoce, tiene lagunas y permite que muchas aerolíneas estén cobrando por servicios básicos.

El vicepresidente de esta institución y comisario de Transportes, Siim Kallas, ha encargado un informe que analizará también si el sistema de información sobre precios que utilizan las aerolíneas -que implica la suma de cargos- cumple la normativa de transparencia de la UE. Las leyes europeas no impiden explícitamente a las aerolíneas cargar costes adicionales por, por ejemplo, facturar el equipaje, pero sí marcan que el pasajero debe conocer desde el primer momento el precio final que puede llegar a pagar por su billete. Algo que, actualmente, no siempre es así.

En junio, el europarlamentario británico Brian Simpson (laborista), miembro del comité de Transportes, alertaba preocupado a la Comisión sobre estas prácticas de algunas aerolíneas. "Los pasajeros tienen derecho a recibir servicios básicos por el precio de sus billetes aéreos", esgrimía en una carta enviada al vicepresidente Kallas, en la que criticaba, además, la opacidad de estas compañías a la hora de desglosar desde el principio todos los gastos que finalmente repercutirán al pasajero. "Algunos de esos cargos adicionales se imponen por actividades no vinculadas a servicios adicionales proporcionados directamente al pasajero en el momento de su vuelo, sino que sirven para cubrir los riesgos del negocio de una compañía aérea", añadía.

Simpson se refería al recargo -dos euros por trayecto- que Ryanair impone desde abril para financiar sus gastos de retrasos, cancelaciones y otros costes, derivados de la normativa europea para casos de fuerza mayor -como lo ocurrido con la nube volcánica que a finales de 2010 causó centenares de cancelaciones- de los que la aerolínea no sea responsable. Ese es un extra del que el viajero no puede escapar, algo similar a lo que sucede con ciertos "gastos administrativos" que se aplican al pagar cada billete. Como el derivado de abonar el pasaje con tarjeta, que conlleva un coste de entre los 6 y los 10 euros. De esos gastos no se informa a los pasajeros en la oferta inicial en las webs.

El informe encargado por la UE estará listo en otoño, según un portavoz del comisario de Transportes, que explicó que será el año que viene cuando las autoridades comunitarias decidirán las medidas a tomar para corregir el comportamiento de estas compañías.

"Las tarifas aéreas siempre deben indicar el precio final del billete. Esto incluye tasas, recargos e impuestos obligatorios y previsibles", explica el vicepresidente Kallas en una carta enviada a Simpson hace unas semanas. En ella, admite que el sistema de precios que llama a la carta puede aumentar las opciones del consumidor, pero también crea gran confusión. "El precio final difiere cada vez más del precio anunciado. Algo que hace imposible la comparación de precios y que conduce a la frustración y a la desconfianza de los consumidores", sostiene.

La Comisión reconoce que este sistema de precios flexibles recibe numerosas denuncias de consumidores y que son, además, muy difíciles de abordar con el marco legislativo actual. En ese sentido, el informe determinará si las normas de transparencia vigentes cumplen su objetivo de ofrecer a los consumidores un precio final claro y comparable con otras ofertas o deben reforzarse.

En España, donde Fomento y Consumo reciben centenares de denuncias de consumidores por esta causa, ya ha habido multas a aerolíneas por cobrar recargos. A finales del año pasado, la Agencia Catalana de Consumo sancionó a Ryanair, Transavia, Easy Jet, Vueling y Click Air con 149.700 euros. Determinó también que estas compañías debían devolver más de 4.000 euros a los afectados por prácticas "abusivas": desde vender a precios superiores a los anunciados a cobrar recargos por equipaje o por pagar con tarjeta.

La irlandesa Ryanair, que con vuelos desde 50 aeropuertos ya es la primera aerolínea presente en España, es también una de las que más denuncias de consumidores recibe. A pesar de eso, y de las críticas lanzadas desde el Instituto Nacional de Consumo por cobrar, por ejemplo, si no se lleva impresa desde casa la tarjeta de embarque (40 euros), argumentan que sus prácticas son legales. "Estamos seguros de que cumplimos la normativa europea. En los precios publicitados informamos de los gastos inevitables", asegura un portavoz de la compañía. "Los costes que no están incluidos son los extras, como el equipaje, otro seguro, la comida...", añade.

Este sistema de gastos selectivos no convence a la organización de consumidores Facua. Su portavoz, Ruben Sánchez, ve "incomprensible" el cobro por ciertos servicios que considera fundamentales, y argumenta que además, algunos de estos cargos -como el de cobrar por el equipaje o por imprimir el billete- van contra la legislación española. "Se debería regular cuáles son los servicios básicos incluidos en el precio del pasaje. Por ejemplo, ir sentado, el seguro del viajero, la comida en un vuelo largo o el poder ir al baño, algo que Ryanair ya estudió cobrar. Así, muchos de los añadidos actuales desaparecerían y no habría confusiones", dice.
Ryanair cree que su política de precios flexibles no penaliza a los consumidores. Al revés. "El mercado se ha transformado y más del 70% de los viajeros no factura su equipaje, lo lleva de mano. Por qué vamos a cobrar a ese 70% por algo que solo hace el 30%. Hay compañías que no cobran por maleta pero sus billetes son mucho más caros que los nuestros", expone. La irlandesa, además, regatea las críticas, y las dirige contra ciertas empresas que arañan parte de su pastel: "La UE debería investigar a las webs que revenden vuelos. Muchas aplican tasas no anunciadas desde el principio".

Pague y siga

Los billetes aéreos chollo existen. Sin embargo, el precio anunciado puede diferir mucho del que el pasajero afronta al final. Las aerolíneas van sumando costes adicionales. Algunos inevitables, otros no:

- Recargo por emisión de billete. La mayoría de compañías -ahora incluso las de ferrocarril- aplican un cargo por el hecho de emitir el billete.

- Recargo por pagar con tarjeta. Muchas aerolíneas cobran por abonar el billete con tarjeta, de débito o de crédito. Un coste difícilmente eludible si el billete se compra por Internet. El recargo oscila entre los 6 y los 10 euros. Las organizaciones de consumidores argumentan que ese sobrecoste solo sería legal si fuera equivalente a lo que paga la aerolínea a las compañías de tarjetas de crédito. En ciertos casos se puede evitar el recargo usando tarjetas prepago. El riesgo es que cuando se vuelva a la web a por el billete este ya no sea tan barato.

- Recargo por imprimir la tarjeta de embarque. La irlandesa Ryanair cobra unos 40 euros por imprimir la tarjeta de embarque en el aeropuerto. Es el equivalente, según los consumidores, a cobrar por imprimir un contrato (el de viaje), y que nada tiene que ver con dar un servicio. Ryanair lo define como una "penalización", no como un recargo.

- Recargo por maleta. La mayoría de low cost cobran por facturar el equipaje, a pesar de que la Ley de Navegación Aérea fija que el transportista está obligado a llevarlo dentro del precio del billete.

- Seguro adicional. Hasta hace poco era práctica habitual de las aerolíneas marcar por defecto la contratación de un seguro adicional para el pasajero. La UE dictaminó que es ilegal. A pesar de todo, y aunque ahora la casilla para comprarlo no llega marcada por defecto, muchas veces se hace complicado encontrar la opción de rechazo, según los consumidores.

- Elección de asiento. Algunas compañías cobran un recargo por elegir el asiento.

- Embarque rápido. La tasa por ahorrarse la cola para acceder al avión que ofrecen algunas compañías puede costar entre los 8 y 10 euros.

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