Marta Muñoz, bióloga, y Eva García Vázquez, catedrática de Genética por la Universidad de Oviedo. :: P. UCHA |
Un estudio avisa, sobre todo a alérgicos, de que el 26% de los etiquetados del pescado son erróneos.
Gato por liebre o, mejor dicho, panga por merluza. Un estudio que está llevando a cabo el Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo ha detectado un elevado nivel de error en el etiquetado del pescado. En concreto, de la merluza, donde se observó que el 26% de las etiquetas no se correspondía con la especie que decía contener el producto. «En más de un caso confirmamos que era panga en lugar de merluza», dice, sorprendida, la catedrática de Genética, Eva García Vázquez.
Gato por liebre o, mejor dicho, panga por merluza. Un estudio que está llevando a cabo el Departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo ha detectado un elevado nivel de error en el etiquetado del pescado. En concreto, de la merluza, donde se observó que el 26% de las etiquetas no se correspondía con la especie que decía contener el producto. «En más de un caso confirmamos que era panga en lugar de merluza», dice, sorprendida, la catedrática de Genética, Eva García Vázquez.
Los resultados de este innovador trabajo fueron presentados ayer por vez primera. Fue en el marco de las sesiones clínicas del Hospital de Cabueñes, donde se habló de las alergias al pescado, un trastorno que afecta a un tercio de los niños alérgicos y al 22% de adultos. La investigación forma parte de un proyecto internacional, el 'Fish Barcoding', y está dirigida por la bióloga Marta Muñoz, que acaba de recibir para ello una beca del Ministerio de Educación.
En la primera fase de este estudio se analizaron 275 lotes de merluza procedentes de distintos puntos del país. De ellos, 150 correspondían a merluza congelada. Se estudiaron cinco tipo de presentaciones: pieza entera de pescado, filete, rodaja, cola y precocinado. El mayor nivel de error en los etiquetados correspondió a las colas de merluza. Ninguna era la especie de merluza indicada en la etiquetada. En los filetes, sólo el 30% del etiquetado era acercado y en la pieza entera, el 88%. El mayor nivel de error se da en la merluza europea («la del pincho», aclara García Vázquez). Buena parte de estas piezas son en realidad merluza sudafricana, señalaron.
Fuente: El Comercio
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