Los miembros del Riksdag (Parlamento sueco) no trabajan menos que otros y sin embargo no tienen privilegios.
Lo normal es que vayan a su
trabajo en transporte público o bicicleta. Si tienen que residir en la capital
durante la semana lo hacen en pequeños apartamentos con lavandería comunitaria.
Tampoco tienen asistentes ni derecho a vehículo oficial.
Todo un ejemplo a seguir
sintetizado en este pequeño reportaje emitido por una cadena brasileña.
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