miércoles, 31 de agosto de 2011

Bebidas energéticas y Salud Pública: “Un sorbo potencialmente dañino”. Artículo de Carolina G. Menéndez sobre los riesgos para la salud que ocasiona mezclar bebidas energéticas con alcohol.

Fuente del artículo: La Nueva España 

Mezcladas con alcohol, las bebidas energéticas enmascaran la sensación de embriaguez y pueden provocar lesiones cardiacas 

No son tan inofensivas como parecen. Las bebidas conocidas como energéticas, que irrumpieron en el mercado para aumentar la resistencia física, disminuir la sensación de fatiga física e intelectual, evitar el sueño y producir sensación de bienestar general, también provocan un efecto negativo sobre quien las consume si se mezclan con alcohol. Esta combinación, cada vez más popular entre la población juvenil para mantenerse despiertos durante las salidas nocturnas, enmascara la sensación de embriaguez. «El peligro es importante. La mezcla hace que se pueda ingerir más alcohol, ya que el cerebro lo admite al no sentir la borrachera, pero el cuerpo no tiene la capacidad de metabolizar toda esa cantidad al ritmo que sería conveniente, por lo que la posibilidad de llegar al coma etílico es más alta», destaca Nuria Suárez González. Pero, además, la nutricionista y también farmacéutica resalta que «el consumo de ambos productos conlleva mezclar un estimulante con un depresor, lo que a efectos del corazón significa la posibilidad real de que aparezcan lesiones cardiacas tales como arritmia. Y el consumo a largo plazo puede llevar a padecer patologías como cirrosis, hígado graso, hepatitis o tumores».

Utilizadas esporádicamente y para los fines que fueron creadas (deportistas que necesitaban aumentar su rendimiento físico y trabajadores cuya actividad exigía mucho desgaste físico e intelectual) no tienen por qué provocar efectos perjudiciales para la salud. «Más bien al contrario, pues aportan una energía extra en casos de necesidad, siempre que no estén contraindicadas por patologías previas tales como problemas cardiovasculares, diabetes o alteraciones del sistema nervioso», subraya la especialista asturiana.

Además de agua y edulcorantes, Nuria Suárez da a conocer las sustancias más destacadas de estas bebidas:

-Cafeína. De efecto estimulante, se trata de una sustancia que aumenta la concentración y disminuye la sensación de cansancio.

-Taurina. Aminoácido que incide en la modulación de la excitabilidad neuronal y en procesos de desintoxicación celular; también tiene efectos sobre la musculatura cardiaca.

-Glucuronolactona. Es una sustancia implicada en procesos de detoxificación y metabolismo estando éstos centralizados en el hígado.

-Ginseng. Estimulante del sistema nervioso. Se utiliza para eliminar el cansancio físico e intelectual y para paliar la pérdida de memoria. Produce insomnio y puede producir nerviosismo y agresividad.

Las bebidas energéticas no tienen nada que ver con las isotónicas, ya que tanto su composición como los efectos que producen en el organismo son totalmente diferentes. «Las bebidas isotónicas no tienen efectos a nivel cerebral, son exclusivamente rehidratantes. Su uso se limita a situaciones en las que se produce eliminación abundante de agua y sales minerales, lo que sucede en casos de ejercicio físico intenso y de problemas gastrointestinales asociados a vómitos o diarreas», apunta Nuria Suárez González.

Las bebidas isotónicas están compuestas de agua, sodio, glucosa, potasio, magnesio, calcio, en algunos casos azúcares de absorción lenta, y si se añaden vitaminas serán hidrosolubles. También se incluyen colorantes y saborizantes y no se les añade gas carbónico. «No es necesario consumirlas de forma habitual porque si el organismo no necesita sus componentes, lo que se consigue es aumentar el esfuerzo de nuestros riñones para eliminar los electrolitos que no nos son necesarios», manifiesta la nutricionista y farmacéutica.

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