DAVID BRUNAT
Examine
su smartphone, su tableta o su portátil y compruebe
si en la carcasa, en letras pequeñas, puede leerse "ensamblado en
China". Si la respuesta es afirmativa, es muy probable que su dispositivo
haya sido forjado en las entrañas de Foxconn, el mayor proveedor de aparatos
electrónicos de consumo y un lugar laboralmente siniestro.
Un
extenso informe publicado ayer por el diario The New York Times
vuelve a encender los focos sobre una tragedia que saltó a todos los foros
internacionales hace dos años: la empresa taiwanesa Foxconn, que emplea a 1,2
millones de personas sólo en China, incumple flagrantemente las leyes laborales
y hasta agrede la dignidad de sus trabajadores, con el único fin de producir
aparatos electrónicos de la forma más rápida y barata posible. Compañías como
Apple, Amazon, Dell, Hewlett-Packard, Nintendo, Nokia o Samsung se benefician
de esa situación.
Bien
lo sabe Apple, que esta semana anunció su récord histórico de beneficios:
13.060 millones de dólares sólo en el último trimestre de 2011, gracias a la
venta de 37 millones de iPhones (en especial el 4G) y 15,4 millones de iPads.
Mientras la firma californiana se sitúa como una de las de mayor capitalización
bursátil del mundo, los fabricantes de ese milagro viven hacinados en
residencias cochambrosas y trabajan mucho más de las 60 horas semanales que
marca cómo límite el Código de Conducta para Proveedores de Apple. Los trabajadores
más desafortunados padecen castigos humillantes, caen en depresiones, sufren
lesiones de gravedad o, sencillamente, se suicidan.
"Estamos
intentando hacer las cosas mejor, pero mucha gente se sentiría realmente
molesta si viera de dónde viene su iPhone", confesó un antiguo directivo
de Apple al diario neoyorquino. A pesar de las denuncias, pocas cosas han
cambiado en Foxconn. A lo sumo un aumento en los salarios, que hasta la oleada
de suicidios de 2010 se situaba en 100 euros (200 euros trabajando 12 horas al
día).
El
año pasado, Foxconn efectuó 229 auditorías. Hubo ligeras mejoras en algunos
campos, pero se llegó a la conclusión de que más de la mitad de empleados
excede las 60 horas semanales y trabaja más de seis días a la semana. Los
episodios de discriminación, falta de medidas de seguridad, impago de horas
extras y otras violaciones laborales fueron la norma. Como consecuencia, cuatro
empleados murieron y otros 77 resultaron heridos en explosiones dentro de sus
instalaciones.
Además
de tolerar condiciones laborales más propias del siglo XIX, varios informes independientes han denunciado la total desidia por el medio ambiente de Apple.
El Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales de Pekín publicó en
septiembre un extenso informe en el que acusaba a todos los proveedores de
Apple en China de verter residuos contaminados y metales pesados en las
comunidades aledañas a sus plantas de producción, creando una grave amenaza
para la salud pública. Al día siguiente, un portavoz de la firma aseguró que
Apple estaba comprometida "con el cumplimiento de los estándares más altos
y la responsabilidad social en su cadena de proveedores".
También
el año pasado, la compañía de Cupertino admitió que 137 empleados de una fábrica
en la ciudad de Suzhou resultaron heridos de gravedad debido a la manipulación
de un químico tóxico que se utiliza para hacer las pantallas de cristal
ultrafino del iPhone. Otro caso es el de la sección de pulimento de carcasas de
Chengdu donde se produjo la explosión mortal. La falta de ventilación afectó
durante meses a miles de trabajadores por el polvo de aluminio, un tóxico bien
reconocido. Otro de los gigantes que provee a Apple, Wintek, padeció una huelga
en enero de 2010 porque más de un centenar de empleados vivían expuestos de
manera continuada a hexano, un hidrocarburo neurotóxico, también por fallos en
los sistemas de ventilación.
Ma
Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales, aseguró
tras presentar el informe que Apple es mucho menos proactiva en las
investigaciones que otros gigantes. Y de hecho, aunque Apple asegura que está
en la vanguardia, The
New York Times cita
a un empleado de la consultora BSR que asegura que Apple está a la cola de las multinacionales
en cuanto a presión sobre sus proveedores, a pesar de las constantes
"recomendaciones" de sindicatos laborales y grupos medioambientales.
Fuente: Público
muy interesante este artículo, a partir de ahora intentar no comprar productos electrónicos fabricados en china.
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