viernes, 13 de diciembre de 2013

Cristina Fallarás, desahuciada y periodista: "La crisis nos ha dado una lección sobre la realidad"



Cristina Fallarás: "La crisis nos ha dado una lección sobre la realidad"

La periodista ofrece en su libro, 'A la puta calle', una pavorosa imagen de la destrucción de la clase media



Pasó de ser una profesional de éxito a la exclusión social en 4 años tras quedarse sin trabajo, sin casa y sin perspectivas. En 'A la puta calle' narra sin pudor su experiencia y ofrece una pavorosa imagen de la destrucción de la clase media

-Periodista, directiva de un periódico, colaboradora en distintos medios, escritora... ¿Podía imaginar que todo se iría al garete?

-Yo llevaba el proyecto de la redacción y la línea editorial del periódico ADN. Una vida muy cómoda. No podía imaginar lo que venía, ni yo, ni nadie. a mí me despidieron en 2008. Estaba entonces embarazada de ocho meses.

-Narra en su libro que el primer año lo llevó bien y creía que encontraría algo pronto...

-Sí. El primer año no tienes ni idea. Decían entonces que la crisis duraría hasta 2010. Yo, al quedarme sin trabajo, fui a ver a colegas de El Mundo, El País, la ser... a todos lados, pero ya empezaba a notarse la crisis.

-¿Cuándo le llega la certeza de que la cosa está muy mal?

-Mal de verdad, a final de 2009. Se me estaba acabando el finiquito; yo estaba haciendo cosas institucionales a piezas y no me daba para vivir. Además, hicieron los primeros ERE en la ser, El País... y tuve claro que en el periodismo la crisis iba a ser devastadora. Me refugié en las novelas. Escribí `Las niñas perdidas´ y `Últimos días en el Puesto del Este´, las presenté a concursos y gané con las dos, pero solo me sirvió para tapar la mitad de agujeros que tenía. Pronto empezaron a cortarnos la luz y a llegar las noti?caciones de desahucio por impago de la casa.

-Y decide escribir un libro con la experiencia de estos cuatro años hasta llegar al desahucio.

-Yo soy periodista de médula y pensé que si me encontrara este caso, lo contaría. ¿Por qué no aunque fuera mío? Tengo la ventaja de que me gusta anotar cosas en cuadernitos e hilé esos apuntes enuna narración.

-¿Cómo reaccionó su entorno al saber que la desahuciaban?

-Hubo gente de mi entorno que me decía que yo siempre había querido ser muy libre e insinuaban que me lo había buscado. Luego estaban los pobres. Yo era una intrusa en el mundo de los pobres. a mucha gente le da miedo y le perturba ver que también le ocurre a gente preparada o que ha sido un profesional de éxito antes. Yo quise dar voz y cara a ese otro sector.

-Da miedo ver que le puede ocurrir a cualquiera.

-Sí. La gente siempre hemos preferido pensar en el desahuciado con la cara del pobre de toda la vida. Yo creo que la gente no se rebela porque no se siente parte de los desahuciados. Yo noto que cuando hablo de mi caso, por ejemplo en entrevistas, la gente cercana a mí siente vergüenza, lo que me parece perfecto porque yo quiero perturbar un poco.

-¿Ha perdido amigos?

-No sé si pierdes amigos o ganas una sociopatía. Yo me he convertido en una sociópata. Las relaciones sociales me interesan poco. Ahora iría a los banquetes a mearme en la moqueta. Miras desde fuera y ves que lo que creíamos ser es una gilipollez mayor que la catedral de burgos. Éramos trabajadores y nos creíamos privilegiados porque en reyes comprábamos en Zara. Hemos perdido la identidad de grupo. No nos reconocemos como parte trabajadora.

-¿Le quedan esperanzas en que esto mejore?

-Me siento parte de una bolsa de exclusión social, no me siento trabajadora. Yo no tengo perspectivas. Cada vez que voy a una tertulia de televisión o lo que sea voy como a un circo donde hago de elefante y me dan el cacahuete, pero no tengo esperanzas laborales. No queda nada del periodismo de antes.

-¿Cómo afrontan sus hijos la falta de medios?

-La niña de cinco años ni se ha enterado. Mi hijo con 11 años se ha convertido en un chaval muy capaz de interpretar la realidad. Me da alegría. Ojalá yo hubiera sido así a su edad. Es lo único bueno de las crisis. Nos ha dado una cierta austeridad en las formas familiares, en el consumo, y una educación brutal sobre la realidad. Mi hijo pedía cromos de tres euros y me lo llevaba al mercado para que viera que con eso podíamos comer varios días.

-Dice sentir rabia y vergüenza. ¿Vergüenza, de qué?

-Vergüenza de lo que hemos sido, de la frivolidad, de aquello que creímos ser de forma imbécil e inculta.

-¿Qué ha pretendido al escribir `A la puta calle´?

-Ganar dinero. me lo pidió Planeta y con él intenté sacar algo de dinero, al tiempo que ponía cara a un tipo de desahucio distinto.

Fuente: La Nueva España

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