El 84% de los ciudadanos ve prioritaria la lucha contra la contaminación
Los motores diésel van a ser en unos años una especie rara en París.
La alcaldesa Anne Hidalgo ha confirmado este domingo su determinación de
ponerles coto. Las emisiones de este carburante, según dictaminó hace un año la Organización Mundial de la Salud, causan cáncer de pulmón. “Quiero el final del diésel para 2020”, ha declarado Hidalgo a Le Journal du Dimanche
(JDD). Es la medida más drástica para reducir la alta contaminación
atmosférica de la capital francesa, pero no la única. Con la ayuda del
Estado, que prepara su ley de transición energética y la próxima Cumbre
del Clima, la alcaldesa cree que París podrá incluso interceptar el paso
a los vehículos más contaminantes, gracias a la identificación que
próximamente será obligatoria.
La política de movilidad del Ayuntamiento parisino ha disuadido a
muchos de circular en coche por la ciudad. Hace trece años, el 40% de
los residentes no disponía de automóvil. Ahora son ya el 60%. Apenas hay
aparcamientos, además de ser cada vez más caros, y las multas son
elevadas. El nuevo paquete contra la contaminación, que se debatirá el 9
de febrero, dificultará aún más el uso del vehículo privado al limitar
también la circulación en el centro y grandes ejes, como Campos Elíseos y
Rivoli.
Los motores diésel han estado tradicionalmente subvencionados por el
Estado dada su menor emisión de dióxido de carbono. El primer ministro,
Manuel Valls, reconoció la semana pasada que tal política, que también
se ha llevado a cabo en otros países, como España, ha sido un error. El
diésel emite dióxido de nitrógeno y, en ciertas condiciones,
micropartículas, especialmente perjudiciales para la salud porque
penetran fácilmente en los pulmones y la sangre.
Hace dos semanas se conoció el resultado del análisis del pico de
contaminación sufrido en París el 13 de diciembre del pasado año: en las
calles de la ciudad se respiraba el mismo aire que generan ocho
fumadores en una habitación de 20 metros cuadrados. El problema alarma a los ciudadanos.
El 84%, según la encuesta del JDD publicada también este domingo, cree
que luchar contra la contaminación es una prioridad. El 47% de los que
tienen un coche de diésel se dicen dispuestos a cambiarlo por ciertas
ayudas para el coche eléctrico o el transporte público.
El Frente Nacional atacó ayer a la alcaldesa por su “ciego
dogmatismo” y defendió a aquellas clases trabajadoras que no pueden
cambiar su viejo diésel por otro vehículo más eficiente. Desde las
asociaciones de automovilistas se asegura que en el metro hay cuatro
veces más de micropartículas que en la calle. “En parte es cierto”,
explica a EL PAÍS el experto en contaminación del Centro Nacional de
Investigación (CNRS) Jean-Baptiste Renard, “porque por los respiraderos
del metro entra el aire ya contaminado de la calle”.
Fuente: El País
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