ANNA FLOTATS
El año que viene la Real Academia de la Lengua
Española (RAE) incluirá en su diccionario la palabra medicalización: dotar
algo de carácter médico. A primera vista, no tiene nada de malo. "El peligro
llega cuando medicalizamos los problemas de la vida cotidiana, como la
tristeza, la soledad, el desamor, la resaca o la época de exámenes". Así
ejemplifica Ana Sánchez, responsable del departamento de alimentación y salud
de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los "abusos" de profesionales y empresas en
la ciencia médica y la atención sanitaria.
¿Es necesario medicarse?, ¿conocemos los riesgos
de los medicamentos que vamos a tomar?, ¿qué pasa si no los tomamos?, ¿cuál es
el precio real del fármaco?, ¿qué alternativas tenemos? Esas son las
preguntas que la OCU recomienda que se hagan los consumidores antes de
medicarse para "fomentar la autonomía del paciente", señala González.
Entre 2000 y 2007, el consumo de
antiinflamatorios aumentó un 27%, el de antiulcerantes un 310%, el de sedantes,
un 57% y un 442% el de pastillas para el colesterol, según datos de la OCU.
"Cuando se medicaliza la vida, aumentan las muertes. La medicina, en
exceso, mata", afirma Juan Gérvas, médico perteneciente al equipo CESCA,
asociación sin ánimo de lucro de investigación en atención primaria. De hecho,
en Estados Unidos, la tercera causa de muerte es la actividad médica, según la
revista Journal of the American Medical Association y en la Unión
Europea mueren cada año 179.000 personas debido a los efectos de los
medicamentos, según la revista Lancet. "A los que habría que
añadir 25.000 fallecidos anuales por la resistencia bacteriana, según datos del
European Centre for Desease Control (ECDC)",
explica Gérvas a Público.
Los agentes de la medicalización no son sólo los
médicos y la industria farmacéutica,"que promueve enfermedades, manipula
los problemas de salud y genera importantes daños mediante prácticas que llevan
a engañar a los profesionales y al público", dice la OCU, sino también la
propia ciudadanía. Es decir, las personas sanas empiezan a comportarse como
enfermas. Y no es de extrañar, teniendo en cuenta que la promoción de los
medicamentos ya no se basa en informar sino en vender, y que, como dice el
doctor Gérvas, los supermercados empiezan a parecer farmacias "con carteles
que anuncian calcio, fibra y omega".
Según Carlos Ponte, fundador del movimiento Nogracias en España y a
nivel internacional, el 95% de los anuncios publicitarios sobre medicamentos
carece de base científica. Este médico internista y jefe de servicio de
cuidados intensivos coincide con el diagnóstico de Gérvas: "Cuántos más
recursos tenemos, más enfermos nos sentimos. Y estar enfermo es un
negocio".
Precisamente para denunciar la prescripción
"innecesaria" de los fármacos y la creación de enfermedades
"inexistentes" para promover el uso de los medicamentos, la OCU ha
puesto en marcha la campaña Que no medicalicen tu vida, con la que se pretende
evitar la "prevención excesiva", las pruebas médicas "innecesarias"
y, al mismo tiempo, fomentar la prescripción efectiva de los medicamentos y la
transparencia en las relaciones entre la industria farmacéutica y los demás
actores implicados en el uso de los medicamentos, explicó este martes la
portavoz de la organización, Iliana Izverniceanu.
Gérvas insiste en la necesidad de
"desinvertir" en todo aquello que no añada salud, "aunque lo
pida la clase media-alta", para lograr la equidad en la atención
sanitaria. Por ejemplo, considera que se derrocha dinero en pre-operatorios y
en determinadas pruebas diagnósticas, como las citologías de cuello de útero. "En
España se hacen diez millones de citologías de cuello de útero al año, pero una
de cada cinco mujeres diagnosticadas con cáncer de útero no se la había hecho.
Eso quiere decir que estamos desviando recursos que ciertas personas necesitan
a otras que no los necesitan", asevera el también profesor visitante del
Departamento de Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad.
Esta equidad debe ser, precisamente, la base de
la atención médica y el gasto farmacéutico porque "el acceso universal a
la salud es un derecho", subraya Ponte. Una equidad que conecta, según
Gérvas, con el fundamento filosófico de la sanidad: la solidaridad. "La
medicalización nos lleva a una prevención sin límites que rompe la equidad y la
solidaridad porque con nuestros impuestos debemos pagar operaciones realmente
necesarias, no un escáner porque me duele la cabeza ", plantea. "Lo
que vale un TAC no es lo que nos gastamos en un TAC sino lo que usted deja de
hacer para gastarnos dinero en un TAC", concluye.
Este aumento de los costes lleva a situaciones prácticamente irreversibles. Por ejemplo,
"un antivirus de acción directa contra la Hepatatis C cuesta 1.000 dólares
diarios en un tratamiento de tres semanas", explica a Público el
doctor Ponte. Para lograr la equidad en el acceso a la salud son necesarios,
según Gérvas, "gestores profesionales que no estén designados por partidos
políticos". Ponte insiste también en la necesidad de romper la creencia de
que "todo se cura con pastillas" y recuerda, sin quitar méritos a las
bondades de los medicamentos, que "lo que ha hecho aumentar la longevidad
no han sido los fármacos, sino la mejora de las condiciones de vida".
Fuente: Público
No hay comentarios:
Publicar un comentario