lunes, 1 de junio de 2015

Sobre las comisiones por cambio de divisas aplicadas por los bancos a las empresas.“El banco disfraza como volatilidad de cambio el coste del cambio de divisa”


El español que desafía el poder de los bancos

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“Las empresas estaban mintiendo a sus consejos de dirección”. Esa revelación sobresaltó un día cualquiera a Antonio Rami en su despacho de Deloitte. La revelación hizo que ese día no fuera uno más. Gracias a ella, Antonio (Palma de Mallorca, 1986) y su socio Philippe Gelis empezaron a tejer su empresa. Trabajaban como analistas en la auditora cuando cayeron en la cuenta de que en la anotación “Pérdidas por diferencias de cambio” de varias firmas que inspeccionaban había sombras, números que no cuadraban. “El banco disfraza como volatilidad de cambio el coste del cambio de divisa”, denuncia Rami. O lo que es lo mismo, los bancos clavan una grosera comisión a las compañías por darles dólares o yuanes. Y éstas, habitualmente, callan.

La forma de actuar de los bancos es bastante opaca: no están obligados a hacer pública la tasa que cobran por operaciones que superan los 3.000 euros. Ahí hallaron la oportunidad, en 2011, Antonio y Phillipe para montar Kantox, una firma dedicada al intercambio de divisas online, sin tejemanejes bancarios y con total transparencia. El mallorquín no dudó en dejar con 24 años su puesto en Deloitte, lo que para muchos podría ser un sueño. Sin embargo, él había llegado ahí tras licenciarse en ADE y sin las ideas muy claras. “No fue fácil prepararse durante nueve meses para crear la compañía mientras al mismo tiempo trabajábamos para Deloitte. Cuando llegó el momento la única decisión era embarcarse en un proyecto que podía fracasar o tener éxito. Pero estábamos preparados”.

La transparencia es muy importante para Antonio. Es la principal crítica que lanza al sistema financiero y en base a ella ha levantado su propia compañía. Gracias a este principio fundamental ha logrado ya 1.600 clientes en 18 países, ha gestionado 1.500 millones en sus cuatro años de vida y prevé gestionar otro millar más en lo que resta de 2015. Kantox no es una ONG; no trabaja por caridad ni ofrece sus servicios gratis. Cobra una comisión que va del 0,29% al 0,09%, en función del montante de la operación. Pero son tasas fijas que advierte con antelación.

La reacción de los más perjudicados, los bancos, es tímida por el momento. “¿Cómo pierdes más dinero: bajando a todos tus clientes el precio o luchando por unos pocos?”. Cree que la estrategia que le conviene a su start up para seguir robando clientes al sistema establecido es continuar aportando ese otro valor que considera que no es capaz de dar el sector financiero, envuelto en sucesivos escándalos como, precisamente, la manipulación del mercado de divisas. El último caso, hace unos días, se saldó con una multa de casi 6.000 millones de euros a Citigroup, RBS, J. P. Morgan, Barclays, Royal Bank of Scotland y UBS. “A mí, un negocio en el que gano 12.000 millones y me multan con 6.000 me parece redondo. En teoría de juegos, lo van a volver a hacer. Es de chiste”. ¿Su solución? Más regulación, sí, pero también que los usuarios los abandonen, dejen de usar sus servicios.

Una acción relacionada con la confianza, el otro término que está constantemente en boca de Rami. “Un banco es un negocio de confianza. Y, ¿cómo se creaba ésta antes? Poniendo un edificio grande en el centro de la ciudad. Hoy ya no funciona así. La gente ahora se fía de Google, Facebook, Amazon o Atrápalo. Todo está ya online y los bancos que son rápidos intentan adecuarse a los tiempos y a los nuevos canales”. Gigantes tecnológicos que almacenan e incluso en ocasiones venden millones de datos personales gozan hoy en día de más fiabilidad. “Es que el sistema financiero se lo ha ganado a pulso con sus prácticas de ‘como te despistes… firma aquí’. Yo he tenido en mis manos y he hecho un análisis de un envío de dos millones de euros de ONG a países en situación crítica y el banco se ha quedado 50.000 en el cambio. Por eso no me da ningún miedo cuando digo que lo hacen con nocturnidad y alevosía. Tengo las pruebas”.

Fuente: publico.es

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