jueves, 25 de febrero de 2010

ESTÉTICA Y SALUD. PERO OIGA, ¿QUÉ HACE USTED CON ESE LÁSER?. REPORTAJE DE MARÍA R. SAHUQUILLO, EN EL PAIS

Este artículo es revelador de la importancia que concedemos a la imagen y qué  riegos estamos dispuestos a afrontar por eliminar el vello corporal, disimular arrugas o adelgazar.  

El mercado de la belleza cada vez ofrece productos y servicios más sofisticados… y con mayores riesgos. 

Un control mínimo por parte de las Administraciones es necesario. Ahora bien; ¿no tenemos también la culpa nosotros, al  ponernos -literalmente- en manos de cualquiera sin preguntar?.
   
Reportaje

Pero oiga, ¿qué hace usted con ese láser? 

Los tratamientos de belleza invaden lo que era territorio de la medicina - El vacío legal da lugar a una caótica oferta de prácticas sin garantías 

MARÍA R. SAHUQUILLO 21/02/2010  

Punciones de mesoterapia para terminar con la celulitis. Inyecciones de productos para rellenar arrugas. Láser para erradicar el vello corporal. Los tratamientos de estética están de moda. Cada vez son más las personas que deciden recurrir a ellos en busca de lo que algunos consideran un cuerpo perfecto. Una demanda que ha hecho florecer centenares de ofertas. Desde peluquerías hasta gimnasios ofrecen este tipo de técnicas que no están exentas de riesgo y que, realizadas por manos inexpertas, pueden causar graves problemas. Ya no son cremitas y ungüentos, sino inyectables y aparatos de abrasión que, muchas veces, escapan de una regulación específica porque se encuentran entre la cosmética y la medicina estética. 

El debate no es baladí. Esa frontera determina si esas prácticas debe supervisarlas (o realizarlas) un médico; o si puede hacerlas una esteticista titulada. En esa complicada linde está, por ejemplo, la fotodepilación. Una práctica cada vez más común, que consiste en aplicar mediante un aparato de láser un haz de luz en la estructura del pelo que se quiere eliminar y que, tras la sesión, se debilita o se destruye. Una actividad que implica el manejo de aparatos que pueden resultar peligrosos pero que, sin embargo, no está regulada. 

Pero el láser no es inocuo. Si no se usa bien puede provocar dolor, dermatitis, manchas e incluso quemaduras graves. "Hay que saber manejarlo y conocer las características de la persona a la que se va a aplicar", explica Concha Obregón, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME). Una sociedad médica que lleva años criticando un "vacío legal" a la sombra del que han brotado decenas de gabinetes de estética o peluquerías que realizan la depilación láser "sin control". Un argumento que comparten las asociaciones de consumidores, que se muestran preocupadas por las consecuencias del vacío normativo. 

No existe ninguna ley estatal ni autonómica que regule la depilación láser. Sanidad asegura que es una técnica aún "incipiente" y que, en todo caso, son las comunidades autónomas las que deberían ordenarla. "Tampoco hay apenas regulación internacional", argumenta un portavoz. "Es tal el vacío que el único texto normativo que hay relacionado con la fotodepilación es una norma de Industria sobre el uso de este tipo de aparatos", explica Obregón. Un documento, sin embargo, que incluye desde los punteros láser hasta los aparatos para fábricas. 

Pero, por otro lado, a pesar de que la enorme diseminación de la práctica impide que haya cifras de usuarios, sólo hace falta darse un paseo por cualquiera de los centenares de centros de estética, peluquerías o gimnasios que ofertan la "depilación definitiva" para comprobar que esta técnica no tiene nada de embrionario. 

Sólo Cataluña ha decidido poner cierto orden en la depilación láser, pero lo ha hecho únicamente en forma de recomendación, ya que no se considera una actividad sanitaria. Esta comunidad ha elaborado un texto en el que aconseja a todos los centros que ofrezcan esta práctica, que sea un médico quien la supervise. Algo inédito en la mayoría de establecimientos que lo realizan. 

Para el presidente de la Organización Médica Colegial, Juan José Rodríguez Sendín, esa recomendación tiene su razón de ser. "El láser es un procedimiento en el que influyen factores de la salud del paciente. Cuenta mucho su tipo de piel y vello, si ha tomado el sol, o si sigue algún tratamiento médico. Algo que puede parecer tan tonto como tomar antibiótico o un fármaco hormonal puede causar interacciones con el láser y provocar problemas gravísimos", dice Rodríguez Sendín. 

La SEME también recomienda que sea un médico quien supervise la depilación láser. Además, añaden, todos los pacientes deben tener un historial clínico en ese centro en el que consten los detalles de su tratamiento, y deben firmar un documento de consentimiento informado, como lo harían en cualquier otra intervención. La técnica, añaden, debe realizarse en un lugar higiénico y tanto la persona que va a manejar el aparato láser como el usuario han de usar gafas especiales para evitar posibles lesiones oculares si algún movimiento erróneo hace escapar un ápice de luz. 

Ana Beltrán se ríe cuando se le mencionan las gafas. Esta malagueña de 35 años salió despavorida de una peluquería tras darse tres sesiones de depilación láser en ingles y axilas. "La tercera vez llegué a mi casa con la zona roja y muy dolorida. Me di cuenta de que me podía quemar", cuenta. El establecimiento que había elegido utilizaba la misma camilla para la depilación láser que para la cera. También era la misma persona quien realizaba las dos técnicas. "Me comentó que era peluquera, pero que había hecho un curso. A mí, de primeras, no me pareció mal", dice Beltrán. Y, por supuesto, ni rastro de gafas, historia clínica o documento de consentimiento informado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario