Fuente: Diario El Comercio
Investigadores de la Universidad de Oviedo han analizado el ADN de merluzas que se comercializan en España y han encontrado que las etiquetas del 38,9% de las muestras indicaban mal el nombre de la especie o su origen geográfico. El estudio, publicado en el 'Journal of Agricultural and Food Chemistry', sugiere que se está cometiendo un «fraude» al etiquetar merluzas africanas como europeas o americanas.
«Hemos encontrado que merluzas capturadas en África se etiquetan como americanas o europeas, por las que el consumidor paga un precio mayor», indica Eva García Vázquez, profesora de la Universidad de Oviedo y coautora del trabajo, en el que también han participado investigadores de la Universidad Aristóteles de Tesalónica (Grecia).
Los investigadores analizaron 93 paquetes de merluza fresca y de distintas marcas de congelados en diversos hipermercados entre 2004 y 2006. Tras comparar lo que ponía en la etiqueta con lo que revelaba el ADN, se detectó que el 31,5% de los lotes indicaban mal el nombre científico de la merluza o su origen. El estudio se repite en 2010 con otros 18 lotes y se confirma que la información que aparece en el 38,9% de las etiquetas es errónea. Los productos peor etiquetados son los que contienen los filetes o colas de este pescado.
Según los investigadores, el error podría deberse a una confusión durante el marcado que se realiza en los centros de distribución, pero curiosamente las merluzas «baratas» de África son las que se etiquetan como las «caras» de Europa o América, y no al revés. «Este fraude solo beneficia a los que venden el producto o a los intermediarios, pero no a los pescadores o productores de África, cuyo bajo salario probablemente es el que esté detrás del menor precio de la merluza procedente de ese continente», aclara García Vázquez.
5 euros de diferencia
En 2010, un trozo de merluza congelada procedente de Sudamérica costó de media 11,72 euros/kilo, mientras que la de Sudáfrica se pagó a 6,79 euros/kilo. Es decir, casi cinco euros de diferencia.
Eva García Vázquez subrayó, no obstante, que las propiedades nutritivas de todas las especies de merluza «son prácticamente las mismas», por lo que el consumidor no debe preocuparse por la calidad del producto.
Noticia relacionada: “La procedencia de la merluza es falsa en el 40% de los casos”, en El País.
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