Los albergues y comedores sociales se saturan. Cuando se denuncia que estos centros -verdadera tabla de salvación para los más desfavorecidos y necesitados- tienen deudas y que su situación es gravemente precaria, nadie se sonroja con el anuncio lanzado de la petición de 19.000 millones de euros de dinero público para salvar a entidades financieras que, lejos de funcionar regularmente facilitando financiación a empresas y economías domésticas, han tenido una gestión deficiente basada en la especulación, el apoyo político a proyectos urbanísticos ruinosos y al pelotazo, y cuyos responsables -en el colmo de los despropósitos- o siguen en sus remuneradas poltronas o, a lo sumo, se marchan a casa con indemnizaciones millonarias.
Hemos conocido hoy que el consejo de administración de Bankia ha aprobado el plan de saneamiento y recapitalización de la entidad en el que solicita una ayuda pública de 19.000 millones, según ha comunicado ya oficialmente a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Mientras tanto, las subvenciones de albergues y comedores se recortan ya que las Cajas de Ahorros no pueden hacer frente a su "obra social" y las Administraciones Públicas meten la tijera, recortando las partidas para subvencionar estos centros.
Un caso paradigmático de esta situación es la Fundación Albergue Covadonga de Gijón -entidad de la que depende el único alojamiento de la ciudad para transeúntes- y la Asociación Gijonesa de Caridad -entidad de la que depende el único comedor social, el que gestiona la Cocina Económica- que necesitan 800.000 euros para lograr acabar el año.
La demanda de acogida y comida en estos centros, sin embargo, sigue creciendo con incrementos anuales de un 7% más....y no se prevé que disminuya.
¡Verguenza le habría de dar a los ladrones que hicieron que las cosas llegaran a este punto, y a los incapaces que no las impidieron!. Y si hubiera justicia, y no estuviera en Marbella de fin de semana, habría de caer sobre los responsables.
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