Es "papel mojado"
La ley 'estrella' para aliviar la sanidad sigue en el cajón... una década después
Los
sanitarios sostienen que poner la antes en marcha la ley de 2011 habría
"acabado con las carencias y los importantes déficits que sufre nuestro
Sistema Nacional de Salud"
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"Papel mojado". Así describen desde el sindicato de enfermería SATSE la Ley de Salud Pública aprobada en el año 2011. El hecho de que la crisis sanitaria por la Covid-19
destapase las carencias del sistema de salud público español y la
descoordinación que existe entre las instituciones del sector a nivel
autonómico y nacional vuelve a poner aquella ley en el centro del
debate. Raul Sánchez, miembro de SATSE, asegura a 'La Información' que ponerla en marcha antes habría "acabado con carencias y déficits importantes que sufre nuestro Sistema Nacional de Salud", y lamenta que ésta permanezca olvidada en un cajón.
"La
Ley de Salud Pública supuso un compromiso por parte de las
administraciones públicas españolas por mejorar la salud y calidad de
vida de las personas que, lamentablemente, no se ha hecho realidad cerca
de diez años después de su aprobación", sostienen desde el sindicato.
La curva de la Covid-19 ya ha bajado, y ahora España se enfrenta a una nueva normalidad marcada por brotes esporádicos -hay 73 activos- que debe controlar. Hace unos días, el epidemiólogo español Usama Bilal explicaba
a este diario que en las próximas semanas se verá si los esfuerzos para
fortalecer la salud pública anunciados por las autoridades se han
concretado en políticas eficientes capaces de frenar un rebrote grave.
La vigilancia y el seguimiento de los casos será
crucial en esta etapa. Las autonomías tuvieron que trabajar a contra
reloj para levantar estas infraestructuras -unas con más éxito que
otras-, pero ésto no hubiera sido necesario si lo estipulado en la ley
de 2011 se hubiera materializado. La normativa establece en su artículo
13 que "con el fin de coordinar los diferentes sistemas de vigilancia se
creará la Red de Vigilancia en Salud Pública, que incluirá entre sus sistemas el de alerta precoz y respuesta rápida. Este sistema tendrá un funcionamiento continuo e ininterrumpido las veinticuatro horas del día. La configuración y funcionamiento de la Red de Vigilancia en salud pública serán determinados reglamentariamente".
Desde SATSE denuncian que dicha red "existe pero es indudable que no funciona como debería.
Es incuestionable que el Gobierno debe reforzar, en coordinación con
las comunidades autónomas, la Red de Vigilancia en Salud Pública,
implementando con urgencia las mejoras que sean precisas para dotar a la
vigilancia epidemiológica de instrumentos, profesionales y tecnologías que
faciliten sistemas de alerta precoz y respuesta rápida. Una red en la
que también estén incluido los servicios socio-sanitarios y sociales
(residencia de mayores, centros de día…)".
Una
de las carencias más grandes de esta red, según el sindicato, es la
descoordinación entre autonomías. El mismo artículo de la ley desvela
que "corresponde al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de
Salud, a través de la Comisión de Salud Pública, asegurar la cohesión y
calidad en la gestión de los sistemas de vigilancia en salud pública",
pero la organización critica que "no existe la coordinación necesaria. Lamentablemente, existen aún muchos déficits en materia de coordinación entre los distintos ámbitos asistenciales" y pide que las enfermeras y enfermeros lideren la necesaria coordinación porque, según el grupo, son los profesionales que mejor podrían desarrollar esta función.
Otro punto establecido en la ley es la coordinación entre los servicios asistenciales y los de salud pública,
que en esta crisis han sido cruciales tanto para las labores iniciales
de diagnóstico de enfermos, como para el monitoreo de cuadros y rastreo
de contactos. El documento publicado en el BOE obliga al Ejecutivo a
crear mecanismo para que las instituciones puedan intercambiar la información necesaria para la vigilancia en salud pública; realizar las tareas clínicas derivadas
de la detección de riesgos para la salud pública y exámenes
diagnósticos; ejecutar programas de prevención de acuerdo a las
prioridades de cada Administración; desarrollar acciones preventivas en el entorno vital de las personas incluido el hogar; crear mecanismos para comunicar la sospecha de enfermedades...
Todas son iniciativas que, de estar consolidadas en todas las
localidades, hubieran permitido una acción más precoz contra la
pandemia.
Uno
de los colectivos más afectados por la crisis ha sido precisamente el
sanitario, por trabajar en primera línea para acabarlo. Varios gremios
sanitarios denunciaron durante el pico de la pandemia la falta de material de protección y la fatiga por
el escaso personal en algunos centros. Esta ley también cuenta con una
serie de acciones para velar por la salud laboral que tal vez hubieran
podido ayudar a cuidar de los que cuidan. El documento
aboga por la promoción de la salud integral de los trabajadores; la
vigilancia de su estado para detectar precozmente los riesgos a los que
están expuestos; el desarrollo de un sistema de información sanitaria en salud laboral que, integrado en el de información de salud pública; la implementación de un sistema de indicadores para el seguimiento del impacto sobre la salud de las políticas relacionadas con el trabajo; y la promoción de la formación en salud laboral de los profesionales sanitarios.
El colectivo SATSE también subraya que "una de las lecciones que deberían haber aprendido nuestro responsables públicos tras haber superado el estado de emergencia sanitaria es que Salud Pública es fundamental para evitar que cualquier pandemia sea mucho peor.
No se ha contado con la infraestructura y profesionales necesarios para
detectar, prevenir y abordar una crisis de salud pública tan grave como
la del coronavirus. También creemos que hay que impulsar la formación de especialistas altamente
cualificados en Salud Pública, así como la investigación en este
campo". La lucha contra el nuevo coronavirus no ha acabado. La
precaución durante el verano será clave para evitar un rebrote drástico
en septiembre, pero los sanitarios temen que en el sector continúe esa precariedad que debió desaparecer en el 2011.
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