Dos reveladores ejemplos de las fechorías llevadas a cabo por determinadas entidades bancarias a través de la venta de participaciones preferentes, cuya consigna parecía ser la de colocar estos productos sin miramientos:
Por una parte Bankia, que vendió 500 participaciones
preferentes a una
costurera viuda octogenaria sin proporcionarle el asesoramiento e información obligada sobre el nivel
de riesgos del producto, y sin comprobar su capacidad para entender las
características del producto que contrató.
De otra, Novagalicia que convirtió en participaciones preferentes el depósito de una cartilla infantil sin proporcionar la información a la madre de la ñiña titular sin proporcionarle tampoco la información adecuada.
Estas son las noticias, propias de la página de sucesos:
Bankia devolverá 50.000 euros a una anciana preferentista
Una entidad de Caja Madrid vendió un paquete de 500 participaciones preferentes a una viuda sin informarle del nivel de riesgo
El magistrado del Juzgado de Primera Instancia número 3 de
Madrid, Rafael Fluiters, ha condenado a Bankia S.A. a pagar 50.000 euros
a una costurera viuda octogenaria a la que vendió 500 participaciones
preferentes sin darle el asesoramiento adecuado e informarle del nivel
de riesgos del producto, y sin comprobar su capacidad para entender las
características del producto que contrató.
Según explica el magistrado en la sentencia, a la que ha
tenido acceso Europa Press, la entidad bancaria no realizó el debido
asesoramiento ni comprobó si la clienta, representada por la Asociación
de Usuarios de Servicios Bancarios AUSBANC, tenía los conocimientos y la
experiencia suficiente para conocer "el funcionamiento del producto, su
alcance y riesgos".
Declara así nulo el contrato sobre la venta de preferentes
firmado por la demandante en el año 2009, cuando, según dijo, una
entidad de la antigua Caja Madrid contactó con ella ofreciéndole "una
suerte de depósito fijo" dirigido a los "mejores clientes" y en el que
"no había posibilidad de perder un euro del capital depositado".
El juez pone de manifiesto que la propia comercial que
gestionó el contrato de Mercedes T.C. reconoció su "total
desconocimiento" sobre la mujer. "No sabía que era viuda, ni que había
sido profesionalmente costurera, ni por tanto su nivel cultural, ni que
tenía contratada una de las llamadas hipotecas inversas", señala.
De este modo, recalca que la entidad vendió preferentes a
una mujer de la que "desconocía todo lo relativo a sus conocimientos y
experiencia, su situación financiera y sus objetivos de inversión" y
todo ello sin contar con que la cliente tenía 80 años cuando firmó en
junio de 2009 el contrato, dato que, además, convierte según el juez en
un "verdadero sarcasmo" la afirmación realizada por la comercial de que
"a la clienta no le importaba la liquidez".
El juez asegura que Bankia incumplió el artículo 72 del
Real Decreto 217/2008 sobre evaluación de la idoneidad, en el que se
establece que "cuando la entidad no obtenga la información" del cliente
que fija la normativa, "no podrá recomendar servicios de inversión o
instrumentos financieros al cliente".
En este sentido, el magistrado insiste en que la entidad ha
incumplido "sus deberes legales para con la clienta" al no haber
realizado "el imprescindible test de idoneidad, con la indagación que
ello conlleva, y no habiendo en el juicio demostrado que la misma
tuviese los conocimientos y experiencia suficiente para conocer el
funcionamiento del producto, su alcance y sus riesgos". "Esa labor de
indagación no consta realizada", asevera.
Sin información "comprensible"
Asimismo, el magistrado hace hincapié en el hecho de que,
además de no haber asesorado a la octogenaria convenientemente, las
participaciones preferentes son ya de por sí un "producto complejo" que
puede implicar "pérdidas reales o potenciales para el cliente" y del que
"no puede asegurarse que exista a disposición del público información
suficiente" y "comprensible" que le permita decidir.
Además, critica que en la firma del contrato hubo un
"aparente conflicto de intereses" ya que el "perjuicio de la inversora"
se tradujo en un "beneficio" para la entidad. En este sentido, denuncia
que los documentos parecen firmados "con apremio y sin reflexión".
Por todo ello ha el juez declara nulo el contrato y obliga a
Bankia a devolver a la octogenaria 50.000 euros en concepto de "las
cantidades depositadas en la actualidad, con los intereses legales de
dicho importe, devengados desde la contratación del producto, hasta su
total satisfacción, pero deduciendo de dichos importes las cantidades
percibidas por la actora como intereses" abonados por Bankia.
Por último, el magistrado recuerda que contra la sentencia,
dictada el 8 de abril, cabe interponer en un plazo de veinte días
recurso de apelación ante este tribunal para su resolución por la
Audiencia Provincial de Madrid.
Novagalicia convirtió en preferentes el depósito de una cartilla infantil
La sentencia, con fecha del martes, analiza y rechaza los tres argumentos que utiliza el banco para tratar de evitar la condena: que ya habría caducado el plazo para reclamar la nulidad del contrato; que los “folletos informativos y trípticos” que se facilitaba a los clientes daban información suficiente sobre lo que realmente eran las preferentes; y que el hecho de no reclamar durante varios años —la firma data de 2005— debería entenderse como una especie de conformidad sobrevenida con el contrato, aun cuando en el momento de la venta no se tuviese claro lo que se firmaba.
La resolución entiende que no hay “motivo alguno” para apreciar que tanto la madre como la hija tuviesen un perfil inversor que les habría llevado a contratar un producto que no querían “fruto de su propia negligencia o desatención”. Tampoco considera que entregar un folleto informativo sirva a la entidad para decir que informó adecuadamente a los clientes, y sí que el empleado que vendió las preferentes debería haber explicado mejor de qué se trataba. “No habría de extrañar que pudieran terminar confundiendo el producto con algo semejante a un depósito a plazo”, añade la sentencia, que en ese sentido dice que “no basta” con que en la tapa de la libreta se pueda leer “activos financieros”.
Tras interrogar al oficinista, el juez entiende que la información facilitada “distó mucho de la deseable precisión y claridad que demandan los códigos de conducta […] Apenas supo precisar que había explicado a los clientes que la inversión se podría recuperar fácilmente en una o dos semanas. Sin embargo, dijo no acordarse […] de si llegó a facilitar una copia del contrato”. Como en otras resoluciones, el texto recuerda que en estos casos la carga de la prueba recae sobre el banco y que las explicaciones que da son insuficientes. Novagalicia reclamaba, en todo caso, que de estimarse la reclamación se le devolviesen los 376 euros intereses cobrados en estos años. El juez no se opone en el fondo, pero argumenta que la entidad hizo esta precisión fuera de tiempo, así que la rechaza y sugiere que pida el reembolso “de otro modo o mediante otro procedimiento”.
Fuentes:
El Comercio
El País
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