La rehabilitación es el futuro
José Antonio Ruiz
Esta es la idea que
subyace en alguna de las medidas legislativas adoptadas en los últimos
tiempos y que a lo largo del presente y posteriores comentarios me
propongo diseccionar en la medida de lo posible.
Para impulsar la rehabilitación la Administracióndel Estado ha puesto
en liza el Plan Estatal de fomento 2013-2016, como medida de estímulo
económico a través de subvenciones, yla Ley8/2013, de de 26 de junio, de
rehabilitación, regeneración y renovación urbanas (en adelante, Ley
3R), que recoge una serie de medidas sustantivas que pretenden modificar
el procedimiento rehabilitador, introduciendo el Informe de Evaluación
de los Edificios que viene a sustituir al Inspección Técnica de
Edificios, una mejor regulación de las actuaciones en medio urbano
formadas por las actuaciones de rehabilitación edificatoria,
regeneración y renovación urbana, y la modificación de algunas leyes,
entre las que destacala Leyde Propiedad Horizontal y dela Leydel Suelo.
Sobre la nueva regulación de las actuaciones en medio urbano recomiendo
la lectura del comentario que con el título “¿De la burbuja a la
regeneración?” publica Julio Tejedor en este mismo blog.
Sin perjuicio de algunas consideraciones particulares, estas medidas
legislativas merecen una valoración positiva. Pero, siempre hay un pero,
se ha omitido toda referencia a un aspecto que influirá decisivamente
en el éxito o fracaso de la política rehabilitadora: la financiación,
cuestión sobre la volveré en futuros comentarios.
La justificación de esta idea la podemos encontrar en la exposición
de motivos de las normas citadas, que vienen a recoger un resumen de las
estadísticas oficiales del Ministerio de Fomento sobre la vivienda y la
rehabilitación. Dentro de este argumentario destacan, a mi juicio,
algunos datos:
Primero. Existen 676.038 viviendas nuevas sin vender según “El informe sobre el stock de vivienda nueva 2011” del Ministerio de Fomento (http://www.fomento.es).
Cualquier lector pensará, con buen juicio, que es una barbaridad y
que lo que procede es paralizar inmediatamente cualquier construcción de
vivienda nueva. Este es el problema de la fría cita de datos. Este
informe aclara que “se observa que comunidades como la Comunidad
Valenciana, Castilla La Mancha, Cataluña o Andalucía cuentan con un
elevado porcentaje de stock de viviendas, tanto sobre el stock nacional
como sobre sus parques de viviendas. A nivel provincial esto mismo
ocurre con Castellón, Alicante y Murcia. Madrid sin embargo, que aparece
como una de las comunidades con mayor nivel de stock sobre el total
nacional (45.437 viviendas, correspondiente al 6,72% del total),
presenta un stock sobre el parque de viviendas autonómico menor al 2%,
lo que indica que aglutina gran volumen de la construcción en
comparación con otras Comunidades Autónomas. Esto hace que su stock sea
elevado al valorarlo a nivel nacional, y sin embargo resulte equilibrado
dado el amplio parque de viviendas existente en dicha comunidad”. Continua el informe señalando que “Tres
Comunidades Autónomas acumulan el 51,66% del total nacional del stock
de 2011: Comunidad Valenciana, Andalucía, y Cataluña. Por su parte,
Ceuta y Melilla, Extremadura, Cantabria y Navarra son las comunidades y
ciudades autónomas con menor porcentaje de stock acumulado sobre el
total nacional”.
Este mismo lector quizá se esté replanteando su conclusión anterior,
quizá esté pensando que fue prematura, incluso quizá esté pensando que
el problema del stock de la vivienda, siendo un problema generalizado,
se localiza en mayor medida en algunas Comunidades Autónomas y que las
medidas que se adopten para unas no tienen que ser necesariamente las
correctas para otras.
Segundo. Existen 3.443.365 viviendas vacías según la estadística del INE “Censos de Población y Viviendas 2011” (http://www.ine.es).
Este informe precisa que Galicia,La Rioja y Murcia son las Comunidades
Autónomas con mayor porcentaje de viviendas vacías, mientras que
Navarra, Madrid, País Vasco, Melilla y Ceuta son las que cuentan con un
porcentaje menor. Comparativamente, en los últimos diez años ha crecido
el número en 336.943, si bien en algunas Comunidades Autónomas comola
Comunidad de Madrid, Baleares, el País Vasco o Cataluña ha disminuido.
La conclusión vuelve a ser la misma, si bien el problema es
generalizado la intensidad del mismo no es igual en todas las
Comunidades Autónomas y, por tanto, las medidas a adoptar no tienen por
que ser las mismas.
Tercero. El 58% de las viviendas españolas se construyeron antes de 1979
sin ninguna normativa mínima de eficiencia energética, lo que les hace
especialmente sensibles al cumplimiento de los objetivos dela Unión
Europea establecidos en el llamado “Paquete 20-20-20”. La estratégica
europea 2020 establece como objetivos obligatorios la reducción en un
20% de las emisiones de efecto invernadero respecto a las de 1990 y el
incremento de un 20% de la cuota de energías renovables en nuestro
consumo y, como objetivo indicativo, la consecución de un ahorro
energético también del 20%.
De los casi 26 millones de viviendas que tenemos en España, más del 58% tienen más de 30 años y casi 6 millones tienen más de 50 años, lo que les hace especialmente sensibles a la rehabilitación.
Cuarto. La rehabilitación en España, aunque está convergiendo con Europa a consecuencia del desplome del sector de la construcción, está 13 puntos por detrás de la media europea en
términos globales (28,7 %, frente al 42% del total de la construcción) y
10,6 puntos por detrás si sólo se hace referencia a la rehabilitación
“residencial”, según el informe Euroconstruct 2011.
Quinto. De los 10,7 millones de viviendas en edificios de 4 o más plantas, 4 millones todavía no tienen ascensor. Este dato simplemente pretende evidenciar el amplio margen de mejora que en este aspecto tiene España.
Y en caso de que la política rehabilitadora triunfe ¿cuáles son los efectos previstos?
La Exposiciónde Motivos de la Ley3R señala que “el camino de la
recuperación económica, mediante la reconversión del sector inmobiliario
y de la construcción y también la garantía de un modelo sostenible e
integrador, tanto ambiental, como social y económico, requieren volcar
todos los esfuerzos en las actuaciones de rehabilitación y de
regeneración y renovación urbanas,…”.
Por tanto, para el legislador estatal la rehabilitación se constituye en uno de los pilares sobre los que sustentará la recuperación económica, pero ¿en qué medida esto supondrá un aumento del empleo?
Según las estimaciones del Ministerio de Fomento por cada 1.000 € de
ayuda directa en rehabilitación se genera una inversión productiva de
3.300 €. Estos datos son coherentes con el Plan de Fomento que establece
que la cuantía máxima de las subvenciones a conceder por edificio en el
programa de fomento de la rehabilitación edificatoria no podrá superar
el 35% del coste subvencionable de la actuación (artículo 23), lo que
supone que cada 1.000 € de subvención se corresponde a 2.857 € de
presupuesto protegible. Este mismo porcentaje se mantiene en el programa
de regeneración y renovación urbana (artículo 29).
En concreto, se precisa que la puesta en marcha del nuevo
Plan Estatal de Fomento va a suponer en 4 años la creación de 32.000
puestos de trabajo por las ayudas directas y 105.000 por la inversión productiva total.
El Plan Estatal de Fomento prevé una dotación total de 2.311 millones
de euros, de los que 627 millones se destinarán a financiar la
rehabilitación, regeneración y renovación urbana. Estas ayudas directas
provocarán una inversión total, contabilizada en términos de presupuesto
protegible, de 1.791 millones de euros. Esto supone que cada empleo
directo requiere de una inversión en torno a los 56.000 €. Desconozco
los términos en los que se ha calculado el incremento del empleo por la
inversión productiva total, me parecen excesivamente optimistas.
En unas recientes jornadas organizadas por AVS sobre los Retos dela
RehabilitaciónUrbanaen el Siglo XXI, el Gobierno Vasco presentó su plan
de rehabilitación concretando que el importe de las ayudas a conceder
ascenderá a 81,5 millones, que movilizará otros 859,5 millones de euros,
lo que da lugar a que el volumen total de los recursos destinados a la
rehabilitación sea de 941 millones de euros. En lo que se refiere al
empleo, la previsión es de 13.765 empleos generados entre 2013 y 2016.
Esto supone que cada empleo requiere de una inversión aproximada de
68.300 €.
En lo que se refiere a los informes especializados en la materia, el
estudio ‘Pobreza Energética en España, Potencial de Generación de empleo
derivado de la rehabilitación energética de viviendas” (http://www.cienciasambientales.org.es)
señala que la rehabilitación energética de viviendas genera en España
cerca de 17 puestos de trabajo directos a tiempo completo por año y
millón de euros invertido, lo que ocasiona que la creación de un puesto
de trabajo requiera de una inversión en torno a los 58.823 €. Esta
cantidad la eleva el “Informe GTR 2012” realizado por el Grupo de
Trabajo sobre Rehabilitación (http://www.gbce.es), uno de los mejores por no decir el mejor que he leído sobre el asunto, a 18 nuevos empleos por cada millón de euros invertidos en renovación de viviendas, lo
que da lugar a que cada puesto de trabajo requiera de una inversión de
55.555 € aproximadamente. Por último, el informe CONSTRUMAT “Impacto
Económico y Social de la Rehabilitación de Vivienda” (http://www.construmat.com)
señala que por cada euro invertido en rehabilitación se genera una
actividad productiva de 1,85 €, por cada puesto de trabajo directo en la
rehabilitación se generan 1,67 puestos de trabajo y por cada euro de
PIB generado por la actuación se crean 1,83 euros de PIB en el global de
la economía española. La inversión necesaria para crear un puesto de
trabajo se cifra en torno a los 65.000/70.000 €.
Estos son los datos y sobre ellos dos reflexiones:
La idea de que la rehabilitación es el futuro debe adecuarse a las
previsiones para evitar la creación de falsas expectativas de
crecimiento. El cumplimiento de las previsiones dela Administracióndel
Estado dará lugar a la generación, en el mejor de los casos, de 100.000
puestos de trabajo.
El éxito o fracaso de la idea dependerá en buena medida del grado de
implicación que tengan todos los sectores implicados, públicos y
privados. Esperemos que esta implicación sea real y con ello evitemos
frustraciones como la provocada por el Plan E, cuyas expectativas de
generación de empleo se incumplieron.
Segunda parte de este artículo: pinchar aquí
Fuente:
Blog esPublico.es
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