Así nos engaña la industria sobre los orígenes de los alimentos
- El caso del vino español vendido como francés es uno de tantos: la ley es confusa
Se suceden los escándalos relacionados con la comida y la bebida. Y
no solo tienen que ver con la seguridad alimentaria, sino también con
el origen de los alimentos. Hace solo unos días teníamos el último caso: 10 millones de botellas de rosado vendidas en Francia como vino de ese país, cuando en realidad era vino español.
Pero desgraciadamente este no es el único caso, cada cierto tiempo, la historia se repite.
Food Watch, organización independiente que estudia los fraudes alimentarios
y la legislación sobre el tema, apunta que se necesita un cambio
profundo de la normativa para que estas estafas no sean posibles, y ha elaborado este estudio.
"La normativa permite que se ponga un logo que dé una orientación errónea al consumidor”
Sobre el origen de los alimentos que compramos, “la ley no es clara.
Dice que inducir a error al consumidor es publicidad a engañosa, pero a
la vez permite que se ponga un logo que dé al cliente una orientación
sobre el origen de un producto que no es real”, dice a Comer Enrique García, portavoz de la OCU, Organización de Consumidores y Usuarios.
El reglamento europeo sobre el etiquetado
marca que se deberá informar sobre el origen del alimento cuando este
pueda inducir a error al consumidor. “Eso es muy genérico. Además, no obliga a que se informe sobre el origen, salvo excepciones:
miel, aceite de oliva, fruta y vegetales frescos, pescados, carne de
ternera, porcina, ovina, caprina y aves de corral, vino, huevos y aguas
minerales naturales”. Para todos los demás alimentos, el etiquetado
sobre el origen es voluntario, pero debe evitar el engaño, como dice el artículo 3.1.3 del reglamento que se refiere a ello. Tanto en los casos en que es obligatorio el etiquetado, como en los que es voluntario, la picaresca está a la orden del día.
"El reglamento sobre el etiquetado sólo establece que se deberá informar sobre el origen del alimento cuando este pueda inducir a error"
“Vemos dibujos, banderas o símbolos que se refieren a un país u origen determinado,
pero si giramos el producto y leemos la letra pequeña, en ocasiones el
origen es totalmente diferente”, explica el portavoz de la OCU. “La
industria juega con el consumidor, y eso para nosotros es incumplir la
ley, clarísimamente”. ¿Con qué productos se dan o se han dado los
engaños? Estos son algunos de los más sonados.
Espárrago navarro… de Perú
“Como los espárragos navarros tienen fama, muchas empresas
incluso de Navarra compran espárragos más baratos en Perú –un país con
mucha producción-, y los envasan etiquetados como espárragos de
Navarra”, apunta García. “Se etiquetan los botes con una bandera o un corredor de los Sanfermines, que lleve a pensar que son navarros. Llevamos muchos años con este engaño”.
Algunos casos han acabado en la justicia. Como fue el caso de
Conservas de Navarra que vendía espárragos con ese origen, bajo la marca
Navarra, cuando procedían de China y Perú. Tuvo que pagar 30.000 euros a tres empresas de la IGP de Navarra y retirar el producto del mercado. Lo explicaba el
Diario de Navarra
.
Azafrán español… de Irán
“El mayor comprador de azafrán supuestamente español es Estados
Unidos. Pero España exporta más azafrán del que puede producir… En
realidad, parte este azafrán se importa de Irán, el primer productor mundial”, decía Christophe Brusset, exdirectivo de la industria alimentaria en declaraciones a Comer
, a partir de su libro, ¡Como puedes comer eso! (Planeta).
Se han tenido pruebas de este fraude en muchas ocasiones. Una
investigación universitaria en 2016 demostró, a partir de una nueva
técnica, que la mitad del azafrán etiquetado y exportado como español
procede de otros países, aunque probablemente esté empaquetado en
España. En el estudio participó el investigador de la Universitat de
València Josep Rubert, junto con científicos de la Universidad de
Química y Tecnología de Praga (República Checa), que demostraron, por
medio de la huella digital química de cada tipo de azafrán, que más del
50 % de las muestras analizadas era fraudulenta. Los resultados se
publicaron en la revista Food Chemistry.
“Muy probablemente se compra azafrán de peor calidad y a un precio mucho más bajo en otros países como Marruecos, Irán o India,
y después se envasa y vende como español ese azafrán de origen
desconocido, un fraude que juega con la confianza del consumidor”, según
decía aquel trabajo. “Esta actividad de traer azafrán iraní y venderlo
en España no es ilegal. Lo que no cumple con la normativa es la
presentación, hacer creer que es español”.
Miel nacional...¿o China?
¿Queda claro el origen del país de origen de la miel, como
marca la ley, para que, como consumidores, podamos decidir si la
queremos nacional o de importación? En muchos casos, no. El problema,
además, es que el 20% de las mieles importadas son un fraude, según un informe europeo que
cita la OCU en sus alertas a los consumidores. La UE es el segundo
productor mundial de miel, después de China, y España es el primero
dentro de la Unión Europea, pero no genera la suficiente, e importa unas
200.000 toneladas anuales de este edulcorante natural del gigante
asiático.
Según los estudios europeos, los engaños más habituales en esas mieles importadas son mezclarla con otros siropes o con azúcar, o vender mezclas de miel “falsificada” con miel europea de calidad.
Pulpo gallego pescado en Marruecos
“La pesca de pulpo en España no arroja las suficientes
cantidades del producto como para satisfacer la demanda”, cuenta García.
“Por eso es habitual que consumamos pulpo de Marruecos, por
ejemplo”. En este caso, hablando de productos frescos, en la pescadería
deben indicar la procedencia del cefalópodo, aunque no está tan claro en
restaurantes, “donde no existe esta obligación”.
Según Globefish, el departamento de la FAO que analiza el comercio del pescado a nivel mundial, Marruecos, Portugal y Mauritania son los tres países de los que España adquiere más pulpo. “En O Carballiño (la meca del pulpo en Galicia) nunca se comió pulpo gallego”, explicaba a Comer
una distribuidora con más de dos décadas de experiencia en el sector.
Aceite italiano que en realidad es español
En el caso del aceite es obligatorio decir en la letra pequeña,
el origen del envasado, pero ahí se juega con las nacionalidades, los
símbolos y las banderas en la parte delantera del producto. “Hay mucho aceite en mercados internacionales que es español y se vende como italiano.
¿El motivo? En Estados Unidos se prefiere el italiano, en gran parte
por la inmigración, la fortísima presencia italiana en el país”, según
la OCU.
Mostaza de ¿Dijon? o hierbas de ¿la Provenza?
Son múltiples las denuncias de productos que se venden como
originales de un país y en realidad proceden de otro. Christophe Brusset
admitía en su libro, por ejemplo, que cuando trabajaba en grandes
empresas de la alimentación, en Francia, compraba barcos enteros de granos de mostaza India para fabricar miles de toneladas de mostaza vendida como “de Dijon” en Alemania u Holanda.
Las supuestas hierbas de la Provenza, según él, procedían mayoritariamente de Marruecos, Albania, Egipto o Túnez.
“No se puede saber el origen de los productos porque el etiquetado se
controla muy poco. Lo mejor es comprar marcas conocidas. Estas temen
perder su reputación si hacen trampas”, nos explicaba.
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