lunes, 4 de diciembre de 2017

¿Democracia=Libre Mercado?. Entrevista a Wendy Brown

“Hoy la democracia simplemente se equipara a la existencia de mercados libres, abiertos y desregulados”, entrevista a Wendy Brown

Autores: IGNASI GOZALO-SALELLAS / ÁLVARO GUZMÁN BASTIDA / HÉCTOR MUNIENTE

Andy Brown, Nueva York, 30 de Noviembre de 2017

Tras rastrear de la mano de David Harvey los flujos del capital por el mundo y su impacto en la política, el clima y la sociedad, la serie Qué hacer. EE.UU en la era Trump avanza con la entrevista a la politóloga Wendy Brown. Brown es una de las analistas más refinadas del neoliberalismo. Situando el foco en fenómenos tan dispares como las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, la Universidad, la pérdida de soberanía popular, las dietas alimenticias o el muro fronterizo prometido por Trump, Brown nos ofrece múltiples ejemplos de los largos tentáculos del proyecto neoliberal y de los estragos que tal expansión provoca. Sin embargo, donde Harvey observaba continuidad y profundización neoliberal en la elección de Trump, Brown descubre una nueva versión "autoritaria, proteccionista y nacionalista” del mismo régimen. No deberíamos, pues, dar por acabado el neoliberalismo.

"Hoy la democracia simplemente se equipara a la existencia de mercados capitalistas libres, abiertos y desregulados, solo a veces combinados de manera mínima con elecciones modestamente libres" 

En el libro coral ¿Democracia en qué estado? usted habla de cómo la democracia se ha convertido de alguna forma en un significante vacío, y pone como ejemplo la figura de Barack Obama. ¿Puede explicar mejor esta aparente ambigüedad y cuándo comienza este proceso?

Lo que me preocupa de la democracia hoy en día cuando me refiero a ella como un significante vacío, y del peligro que conlleva que sea un significante vacío, es que eso permite que se la apropien, que la enarbolen o la manipulen con fines de todo tipo. Hoy la democracia simplemente se equipara a la existencia de mercados capitalistas libres, abiertos y desregulados, solo a veces combinados de manera mínima con elecciones modestamente libres. El concepto mismo de democracia y sus principios básicos –igualdad, libertad, soberanía popular– se ha resignificado en un sentido orientado al mercado. De ese modo, la igualdad simplemente significa el derecho a competir los unos con los otros, en un mundo de ganadores y perdedores. La libertad, de nuevo, pasa a significar simplemente libertad de la regulación, la libertad de cada uno para hacer lo que quiera como ciudadano individual o como un pedazo de capital. Y la soberanía popular se vuelve algo incoherente, porque el neoliberalismo no deja espacio para que la gente se gobierne, en lugar de limitarse a expresar sus preferencias. 

"La captura de la democracia por parte del neoliberalismo supone un problema grave. Reina la certidumbre, entre los intelectuales neoliberales y los políticos, de que los mercados deciden mejor que la gente"


Cuando analiza el uso de tal concepto, usted propone por un lado los casos de Berlusconi o Bush, pero por el otro a pensadores como Derrida y Balibar o bien tradiciones políticas como el comunismo italiano o el movimiento palestino Hamas. ¿Quiere decir con esto que la democracia es un concepto legitimador o más bien una constante forma de borrar significados previos u originales?

La captura de la democracia por parte del neoliberalismo supone un problema grave. Reina la certidumbre, entre los intelectuales neoliberales y los políticos, de que los mercados deciden mejor que la gente. Las democracias, pues, deben limitarse a encontrar al mejor gestor de los mercados que engloba un país. Así, no debe sorprendernos una de las tendencias más claras de los cuarenta años de despliegue del neoliberalismo: cada vez más empresarios entran en política, persuadiendo a la población de sus capacidades en base a su experiencia en los negocios. Trump, sin duda, encarna eso como nadie. Se presenta diciendo: “Soy el mejor negociador. Sé cerrar tratos mejor que nadie. Conviene recordar que el Primer Ministro de Tailandia, en los años noventa se autoproclamó literalmente el Director Ejecutivo (CEO) de Tailandia. Y no lo dijo en broma.

"Hemos tenido una serie de sentencias del Tribunal Supremo que, basándose en razonamientos jurídicos neoliberales, han permitido la entrada de financiación corporativa y capital financiero para, en esencia, comprar nuestras elecciones"


Su extenso trabajo en el ámbito de la ciencia política se ha basado en elaborar, entre otros conceptos, una teoría del neoliberalismo o, como usted lo denomina, la “razón neoliberal”. Para ello, sitúa al filósofo francés Michel Foucault como el punto de irradiación de una ideología que llegará en la actualidad a ámbitos como la educación universitaria, la ley o los gobiernos. ¿Nos puede poner ejemplos concretos en el caso de Estados Unidos? 

Algunas de las maneras concretas en las que la neoliberalización ha avanzado hasta afectar también a la democracia incluyen, por ejemplo, las maniobras sucesivas para privatizar bienes anteriormente públicos. Hay muchos casos en EE.UU, aunque quizá uno de los mejores ejemplos sea la privatización de las universidades públicas, algo que también ha sucedido en gran parte de Europa. Otro ejemplo es la privatización de los parques, que siguen siendo accesibles al público, pero se financian con cuotas al usuario. Si quieres acceder al parque, tienes que pagar. Quizá lo más importante en tanto a que atañe a la democracia en sí misma, y de nuevo con EE.UU como ejemplo, es la inundación del proceso electoral con dinero de las grandes corporaciones. Hemos tenido una serie de sentencias del Tribunal Supremo que, basándose en razonamientos jurídicos neoliberales, han permitido la entrada de cantidades ilimitadas de financiación corporativa y capital financiero para, en esencia, comprar nuestras elecciones.

"Hay que pensar más allá: el neoliberalismo no entiende de partidos. Hay neoliberales de izquierdas y neoliberales de derechas (...) Estamos ante un mundo muy moderno, socialmente progresista, gay, en cierto modo feminista, que hace guiños a la multiculturalidad y sin embargo es consumadamente neoliberal, contrario a la intervención del estado y favorable a los mercados y el gran capital financiero" 

Un aspecto relevante de su teoría es que esta ideología ha llegado a transformar tanto los principios fundamentales de las instituciones democráticas liberales como la de los imaginarios democráticos más radicales. 

Hay que pensar más allá: el neoliberalismo no entiende de partidos. Hay neoliberales de izquierdas y neoliberales de derechas. Es algo que sabemos desde Mitterrand en Francia, pasando por Blair en Inglaterra y los Clinton en EE.UU. Ellos también basaron su experiencia, su reputación y su legitimidad en ser buenos privatizadores, expertos en negociar acuerdos, y en ser lo que aquí llamamos ‘empollones de la política’. Es importante que recordemos que en EE.UU fue Bill Clinton el que, según sus propias palabras “terminó con el estado del bienestar tal y como lo conocíamos”. Fue el fin del estado de bienestar, anunciado a bombo y platillo por los Clinton mientras hacían gestos simbólicos hacia cuestiones de justicia social.
Y luego está en este país lo que podemos llamar el ‘neoliberalismo de Silicon Valley’. El centro global de la innovación tecnológica y la creatividad es un mundo decididamente neoliberal. Cree en la desregulación absoluta, la privatización, la libertad individual y las grandes cantidades de capital riesgo. Estamos ante un mundo muy moderno, socialmente progresista, gay, en cierto modo feminista, que hace guiños a la multiculturalidad y sin embargo es consumadamente neoliberal, contrario a la intervención del estado y favorable a los mercados y el gran capital financiero.

 "Nos imaginamos que somos libres pero, en realidad, nunca hemos estado más autorregulados" 


Se refiere también al aspecto espiritual o subjetivo del neoliberalismo. ¿Podría desarrollar esta idea? 

Hay otro aspecto importante del neoliberalismo, que es la transformación de uno mismo, o del sujeto. En cierta medida, no tiene demasiado que ver con la monetización, sino con todo un abanico de prácticas que incluyen, por ejemplo, las dietas que miden las calorías, el ejercicio, la educación, el ocio, el contabilizar la cantidad de hierro y otros nutrientes que ha ingerido uno. Calcular si tal o cual inversión en la educación reportará mayores beneficios para nuestro capital humano. Todo esto nos hace cómplices, y a menudo partidarios de las políticas de privatización y desregulación, pero también hace de sujetos altamente gobernados. Nos imaginamos que somos libres pero, en realidad, nunca hemos estado más autorregulados. 

Señala que los muros entre naciones son hoy en día el mejor ejemplo de cómo la disminución de la soberanía de los estados en el nuevo escenario de poder global genera una nueva ansiedad nacionalista...  

Mi manera de leer este fenómeno no es tanto que los muros mantengan a raya las diferentes cosas que ciertos países quieran excluir, como el terrorismo, las armas, las drogas, la inmigración, etc. Más bien, sirven para movilizar un imaginario particularmente nostálgico del pasado de una nación. Trump es muy eficaz a la hora de movilizar esa respuesta racializada y xenófoba a los efectos de la globalización, igual que hacen la mayoría de los políticos de derecha. Marine Le Pen, el partido Alternativa para Alemania, todos los partidos de extrema derecha consiguen desviar los males de la globalización y el neoliberalismo hacia la figura del inmigrante oscuro, criminalizado y terrorista. “America first”, “América primero”, “América para los americanos”, y todo el resto son agentes contaminantes. Destruyen nuestra comunidad, la imagen de lo que somos. 

¿Puede explicar en qué es diferente lo que representa el muro de Trump del antiguo muro de Berlín, por ejemplo? 

Lo que hace Trump cuando dice que “no se puede tener un país sin frontera” es dirigirse precisamente a una triple ansiedad o miedo por parte de sus votantes: primero, que los trabajos desaparecen porque se los llevan a otros lugares; después, que los inmigrantes entran en masa para robar el trabajo de la población autóctona; y finalmente, que la amenaza del terrorismo y del crimen también se cuela por la frontera, y que se supone que el muro detendrá todas esas tendencias. El ejemplo perfecto es el muro fronterizo entre EEUU y México, que en realidad no ha cambiado la cantidad de inmigrantes. Esa cantidad sube y baja dependiendo de la demanda de fuerza de trabajo indocumentada en EE.UU. Pero sirve para construir un imaginario de nación. Imaginamos que somos una nación blanca sitiada por riadas de inmigrantes no deseados, drogas y todo lo demás, y que levantamos una barricada contra eso para proteger nuestra existencia civilizada y purificada. 

¿Podemos afirmar, entonces, que Trump representa un giro proteccionista que da por acabado la hegemonía ideológica del neoliberalismo? 

Trump está atrapado por la clásica encrucijada neoliberal-neoconservadora, que por un lado pretende recortar impuestos, y por tanto los ingresos del estado, y por otro lado tiene un plan de inversiones en infraestructura descomunal, tanto a nivel militar como de construir el nuevo muro. Los pequeños elementos protofascistas de una economía política construida en torno a un proyecto nacionalista basado en la construcción de infraestructuras a gran escala, el levantamiento del muro y demás están a punto, pero la base económica sigue atrapada por la lógica neoliberal de recortes, privatización y desregulación, de modo que no funcionará. Los verdaderos principios no pasan por cuestionar el valor máximo del mercado. Lo que buscan es volver a afianzar las economías neoliberales a nivel nacional. Esta versión concreta de un neoliberalismo autoritario, proteccionista y nacionalista que vemos hoy en día no supone el fin de la neoliberalización. Pero sí creo que estamos, sin duda, ante un nuevo capítulo.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Un cortometraje para reflexionar. Sobre la "felicidad" ("Happiness") de Steve Cutts




HAPPINESS, DE STEVE CUTTS


                                           
                                         


y una breve explicación : los ratones de Skinner


jueves, 23 de noviembre de 2017

En víspera de una crisis financiera, todo parece ir bien



Eric Toussaint Portavoz de CADTM Internacional 

A menudo, en víspera de una crisis financiera, todo parece ir bien. Algunas señales son por ejemplo completamente engañosas. El crecimiento económico parece alentador cuando en realidad está fundado en gran medida en una fiebre especulativa en ciertos sectores. Las quiebras son limitadas, los balances de las empresas parecen sólidos. Recordemos las notas triple A concedidas por las agencias de notación a la firma norteamericana Enron en 2000 antes de que la empresa quebrara, dando la señal de partida para la crisis de las punto-com de 2001-2002. Recordemos las notas triple A atribuidas a los productos estructurados ligados al mercado de las subprimes en 2006-2007. Recordemos las declaraciones tranquilizadoras de Alan Greenspan, director de la Reserva Federal de los Estados Unidos entre 1987 y 2006, en vísperas de la crisis de las subprimes. Afirmaba que los riesgos estaban tan bien diseminados en el sistema y tan bien cubiertos por los CDS (Credit Default Swap, especie de seguros contra los riesgos de impagos) que ninguna crisis estaba a la vista. El FMI, en su informe anual de 2007, pretendía que todo estaba tranquilo y que el crecimiento económico era sólido.

La situación en 2017 hace pensar en situaciones de precrisis en las que todo parece estar bajo control y durante las que los dirigentes políticos hacen declaraciones tranquilizadoras. La situación actual se parece de una cierta forma a lo que ocurrió en 1987. Se había conocido un alza fuerte de los mercados bursátiles y una subida importante de las obligaciones de empresas privadas (las obligaciones de empresas, corporate bonds en inglés, son títulos financieros emitidos por las empresas privadas para financiarse, son promesas futuras de reembolsos a cambio de fondos).

Hay sin duda una diferencia importante entre la situación actual y la de hace 30 años: algunos bancos centrales (el Banco de Japón, el BCE, el Banco de Inglaterra…) poseen una parte de las corporate bonds[1] y es un elemento de estabilidad pues no corren el riesgo de vender catastróficamente en caso de comienzo de pánico en el mercado privado de obligaciones. La FED, por el contrario, no las ha comprado aún. El año pasado, viendo que el mercado de las corporate bonds corría el riesgo de implosionar en el futuro, su directora general anunció que la FED podría eventualmente ponerse a comprar pero no se ha tomado ninguna decisión hasta hoy. Ahora bien, es el mercado americano el más desarrollado y el que corre más riesgos.

Por otra parte, la FED posee una cantidad enorme de productos estructurados que ha comprado para ayudar a los bancos a afrontar las consecuencias de la crisis de 2008. La FED poseía en octubre de 2017, 1770 millardos de dólares de productos estructurados ligados al mercado inmobiliario (Mortage Backed Securities, MBS)[2]. La FED sabe muy bien que, en caso de intentar revender en un próximo futuro estos productos tóxico, correría el riesgo de provocar un hundimiento del valor de los títulos que tendría un efecto en cadena con quiebras como resultado. 

Los factores de la crisis: las deudas privadas en el corazón del problema 

En 2017 asistimos a la prosecución de una importante subida de las capitalizaciones bursátiles que comenzó hace varios años. Se trata de una subida en gran medida especulativa estimulada por las recompras de acciones y la política de dinero fácil seguida por los bancos centrales. La burbuja bursátil acabará por estallar.

Asistimos igualmente a una fuerte subida del volumen de las deudas de las grandes empresas privadas  (aumento de 7800 millardos de dólares de las deudas de las empresas privadas no financieras entre 2010 y 2017 en los Estados Unidos). Se desarrolla una burbuja especulativa en el mercado de los corporate bonds. Los junk bonds (obligaciones de empresa de alto riesgo) son muy buscadas pues producen un alto rendimiento.

Se añade el relanzamiento de una burbuja del crédito privado al consumo en el sector del automóvil en los Estados Unidos. El volumen de las deudas en el mercado del automóvil de ese país supera los 1200 millardos de dólares, un aumento del 70% desde 2010. El número de impagos  ha comenzado a aumentar y ha alcanzado el 7,5% del total. En consecuencia, los grandes bancos que controlan el 30% de ese mercado intentan reducir su exposición a una burbuja que corre el riesgo de estallar[3].

En los Estados Unidos, la deuda estudiantil ha superado los 1350 millardos de dólares en 2017 y el porcentaje de impagos alcanza a más del 11%[4]. Una burbuja inmobiliaria se ha formado en Canadá[5]. La deuda de las familias en los Estados Unidos ha superado a comienzos de 2017 el nivel que había alcanzado en 2008 antes de la quiebra de Lehman Brothers. El volumen total de la deuda de las familias se acerca a los 13 000 millardos de dólares. Sin embargo, los impagos son inferiores a lo que eran en 2008-2009.

A escala internacional, aunque el discurso dominante afirme que los bancos han saneado profundamente sus cuentas y que están preparadas para afrontar una degradación de la situación,  hemos asistido estos últimos cuatro años a la prosecución de los rescates de bancos privados importantes, en particular en Europa (Austria, Portugal, Italia, España…). La solidez de su balance es completamente relativa y sus fondos propios reales no superan en general el 5% e incluso hay grandes bancos por debajo de esa ratio. Uno de los problemas más importantes de los bancos: el aumento de los impagos en su cartera de créditos (lo que se llama los NPL, los non performing loans). La importancia de los NPL lastra la situación de la mayor parte de los bancos italianos y ha provocado la quiebra en España del Banco Popular en mayo de 2017.

Recordemos que antes de las quiebras de numerosos bancos en 2008-2009, el sector mostraba beneficios elevados. Lo mismo ocurre hoy.

La subida del endeudamiento privado en China es también un factor potencial de crisis. La prensa dominante que atrae la atención de la opinión pública en esta dirección no se equivoca completamente aunque está claro que prefiere desviar la atención de los elementos de crisis que afectan directamente a las economías occidentales.

Del lado de las grandes empresas privadas occidentales, como hemos mostrado en un artículo precedente 6 comentarios , el recurso al endeudamiento es masivo. Desarrollan a fondo operaciones estrictamente financieras y especulativas endeudándose.

Por otra parte, a nivel mundial, las empresas del sector de la siderurgia se ven confrontadas a una sobreproducción. Las grandes empresas petroleras mundiales muestran una subida de sus beneficios pero hay que preguntarse si la subida del precio del barril de petróleo a 60 dólares (observada en octubre-noviembre 2017) no está también provocada en parte por una especulación sobre los stocks y compras futuras. El sector del automóvil conoce una sobreproducción aunque las ventas han recuperado un curso ascendente en gran medida favorecido por compras a crédito. 

El coste de la protección contra el riesgo ha alcanzado un nivel históricamente muy bajo 

Asistimos por parte de las grandes empresas capitalistas a tal apetito por correr riesgos que el coste para protegerse contra la posibilidad de un impago ha alcanzado un nivel extremadamente bajo. Es contrario al principio de precaución pero es completamente normal en la lógica capitalista. Dado que numerosos capitalistas (Apple y otros) buscan comprar títulos financieros de alto riesgo (junk bonds), las empresas frágiles que los emiten pueden proponer rendimientos más bajos que si la demanda de sus títulos fuera escasa. Así, los rendimientos ofrecidos sobre los junk bonds disminuyen, lo que no quiere decir en absoluto que tengan menos riesgos que antes. El precio de esos títulos deseados aumenta, el rendimiento ofrecido baja y el “mercado” considera que el riesgo disminuye, lo que es contrario a la realidad. En los Estados Unidos, en octubre de 2017, una empresa que quería protegerse contra un impago debía pagar un seguro (un Credit Default Swap, CDS) de un montante de 5,44 dólares para cubrir un riesgo de 1000 dólares en títulos financieros de riesgo. En 2008, en el momento de la crisis, había que pagar 27,80 dólares para cubrir el mismo riesgo.

Esto recuerda las triples A concedidas por las agencias de notación a los productos estructurados subprimes justo antes de la crisis.

Es también señal muy clara de una voluntad de asumir riesgos a fin de aumentar los rendimientos a corto plazo. Esta situación de seguridad aparente puede trastocarse rápidamente como nos enseña la historia del capitalismo.

Fuente: Diario Público

NOTAS
[1]    El BCE tenía, en octubre de 2017, 357 millardos de euros de corporate bonds, de los cuales 236 eran covered bonds, es decir, los títulos menos seguros. Fuente consultada el 9 de noviembre de 2017:  https://www.ecb.europa.eu/mopo/implement/omt/html/index.en.html#cspp   El BCE tiene un tercio del mercado europeo de los covered bonds (ver Financial Times del 27/07/2017)
[2]    Fuente consultada el 9 de noviembre de 2017: : https://www.federalreserve.gov/releases/h41/current/h41.pdf
[3]    Financial Times, “US consumer debt pile deters big banks from $1.2tn car-loan market”, 30 mayo 2017.
[4]    Federal Reserve Bank of New York
[5]    Financial Times, “Canada’s housing rally owes a debt to Europe”, 27 julio 2017

martes, 21 de noviembre de 2017

Las eléctricas reinciden en el abuso: se eleva el fraude detectado al comercializar la luz

 
 
La CNMC estima 25.000 cambios anuales sin consentimiento 
 
 Imagen: KlausHausmann
 
Las eléctricas reinciden en el abuso: se eleva el fraude detectado al comercializar la luz

La CNMC está a punto de incoar alrededor de una docena de expedientes contra las grandes comercializadoras después de que este año ya sancionara a Endesa, Iberdrola, Gas Natural y Viesgo

 
Las compañías eléctricas vuelven a estar en el disparadero por cometer abusos en la venta de electricidad a los usuarios. La Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), encargada de la supervisión del sector, ha detectado alrededor de una docena de fraudes cometidos por las compañías comercializadoras de luz y está a punto de incoar expedientes contra las mismas, según fuentes familiarizadas con la investigación. 
Estos excesos, estudiados por la CNMC tras recibir denuncias de particulares víctimas del abuso, se han constatado después de que el propio organismo presidido por José María Marín Quemada incoara siete expedientes sancionadores el pasado mes de marzo contra Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa y Viesgo por clientes que sufrieron un cambio de comercializador sin haber dado su consentimiento. Las nuevas investigaciones revelan que los fraudes comprobados van a más.

La compañía más castigada en su momento por el regulador fue Endesa, con 100.000 euros (cinco multas de 20.000 euros por cuatro expedientes distintos). Iberdrola recibió una multa de 30.000 euros, mientras que a Viesgo y Gas Natural se las sancionó con 15.000 y 10.000 euros, respectivamente. 155.000 euros en total. Se trata de sanciones calificadas como leves y cuya cuantía es muy baja en términos disuasorios, dado el volumen de recursos y facturación de estas compañías.

25.000 fraudes al año

Estos expedientes son solo una parte muy pequeña del fraude que se comete en los cambios de comercializadora. Según las estimaciones de la propia CNMC, alrededor de 25.000 cambios de compañía que vende electricidad se hacen sin el conocimiento del usuario, lo cual supone infracciones de la Ley 24/2013 del sector eléctrico y del sector de hidrocarburos. Esto supone un 2,5% del millón de cambios de comercializadora que se hacen en España anualmente.

Solo un pequeño porcentaje de las víctimas de estos abusos denuncia, normalmente a través de organizaciones de consumidores, y solo en un número aún menor se puede demostrar el fraude, explican agentes del sector en unas jornadas organizadas por la CNMC sobre la cuestión.
El principal problema es que muchos de los abusos se producen por parte de subcontratas de las grandes eléctricas que envían comerciales puerta a puerta a los domicilios de particulares y tratan de convencer a los usuarios con engaños y mentiras, como ha podido comprobar El Confidencial en varios casos.

La triquiñuelas suelen buscar llevar al cliente hacia una determinada compañía comercializadora y que firme un contrato en mercado libre, fuera de la tarifa regulada. Para ello, se inventan averías técnicas, optimización en la factura y otro tipo de falsedades. En muchos casos, se obvia que son ofertas para cambiar de compañía e incluso se simulan situaciones que acreditan una problemática inventada que empuje al usuario a firmar un documento.

La mayoría de usuarios ni detecta el engaño, dado el elevado desconocimiento imperante sobre la factura de la luz. Siete de cada 10 españoles no saben si su tarifa eléctrica está en mercado regulado o libre, ni qué potencia contratada tienen, según una encuesta publicada recientemente por la CNMC. Muchos de los usuarios engañados son personas ancianas que caen con más frecuencia en las trampas que tienden los vendedores.

La desigualdad informativa es aprovechada por las comercializadoras para mover a los clientes a mercado libre, donde tienen una mayor capacidad para obtener márgenes más elevados. El regulador también ha detectado que los engaños llegan a consumidores vulnerables, a los que se insta a contratar una factura en mercado libre, según explican fuentes cercanas al supervisor.

Dejar el mercado regulado implica que pierdan el derecho al bono social, un descuento que tienen que asumir las propias compañías a favor de los consumidores más desfavorecidos y que endurece las condiciones en un hipotético corte del suministro por impagos.

Ahora mismo, la propia CNMC estudia la casuística que, si se dan determinadas circunstancias, podría conllevar sanciones graves en lugar de leves, con multas mucho más elevadas. Una de las quejas del regulador es la poca diferenciación entre tarifa regulada y libre que se aprecia en la factura, como muestra el siguiente cuadro:
Fuente: CNMC.
Fuente: CNMC.
Por todo lo anterior, la CNMC insta al Gobierno a que prohíba las prácticas comerciales 'puerta a puerta', en las que los vendedores se presentan físicamente en los domicilios. Esta forma de vender supone un agujero negro para el fraude, que es aprovechado por las compañías, ya que los engaños son mucho más difícil de supervisar y detectar que, por ejemplo, cuando se hace a través de una llamada telefónica, donde si hay una denuncia, se puede pedir acceso a la grabación de la misma.

Santiago Caravantes Moreno, subdirector de Energía Eléctrica adscrito a la Secretaría de Estado de Energía, señaló que esta posibilidad de prohibir se estudió en alguna ocasión, pero admite que es difícil hacer un encaje legal, ya que supone una medida muy agresiva. No obstante, el miembro del Gobierno sostiene que se está planteando a las empresas la autorregulación como vía de mejora. Una solución que para el director de Energía de la CNMC, Fernando Hernández, se queda corta.

viernes, 17 de noviembre de 2017

De lo que no se habla en España, incluyendo en Catalunya, y que el tema nacional está ocultando



Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 16 de noviembre de 2017.

El artículo hace una crítica de los establishments político-mediáticos existentes a los dos lados del Ebro, es decir, en España y en Catalunya, los cuales están utilizando las banderas para ocultar su responsabilidad por la enorme crisis social y por la corrupción masiva en sus partidos.


Durante los diez años del periodo conocido como la Gran Recesión (que para millones de personas ha sido la Gran Depresión) el bienestar social y calidad de vida de las clases populares de España han alcanzado unos niveles de deterioro que deberían ser el principal elemento en el discurso y debate político del país y en la cobertura mediática de la realidad española. Y en cambio, no lo son. El monotema hoy en el establishment político-mediático del país es el conflicto entre los nacionalismos, el españolista liderado por el Partido Popular, presidido por el Sr. Mariano Rajoy, y el catalanista, liderado por el gobierno de Junts Pel Sí, presidido por el Sr. Puigdemont, dirigente del partido hegemónico en el gobierno (el PDeCAT) que ha gobernado Catalunya (con el nombre de Convergencia) durante la mayor parte del período democrático. Ambos partidos están hoy siendo investigados por casos de corrupción que implicarían financiación ilegal (caso Gürtel en el PP o caso Millet en CDC), juicios que no aparecen ni en las primeras páginas de los rotativos ni en lugares destacados de los mayores canales televisivos ni de las cadenas de radio.

En realidad, en Catalunya el caso Millet y sus conexiones con la financiación ilegal de CDC ni siquiera aparecen en las últimas páginas de los rotativos catalanes, en la televisión pública TV3, o en los canales privados. Y en España hace unos días el inspector jefe de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal), encargada de la investigación del caso Gürtel, declaró en el Congreso de Diputados (en respuesta a las preguntas que le hicieron en una sesión de la comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP) que el presidente de España, el Sr. Rajoy, había recibo dinero negro (en sobres) de la Gürtel. Y a pesar de la enorme importancia de la noticia, ningún gran periódico español (El País, El Mundo, el ABC, La Razón, La Vanguardia o El Periódico, entre otros) lo publicó en portada al día siguiente. He vivido un largo tiempo en Suecia, Reino Unido y EE.UU., y he trabajado en varios países, y no me imagino que si tal hecho hubiera ocurrido en cualquiera de ellos no hubiera sido la noticia del día. En cambio aquí, en España (incluyendo Catalunya), se ignoró, mostrando, una vez más, la escasa calidad de la democracia española y de sus mayores medios de comunicación.

La falsedad de la supuesta recuperación

Según los últimos datos disponibles, el desempleo en España ha permanecido elevadísimo en los llamados “años de la recuperación”. En 2016 el promedio fue un 18%, uno de los más elevados de la Unión Europea. En realidad, tal porcentaje sería incluso mayor si no fuera porque 1,7 millones de españoles (jóvenes en su gran mayoría) han abandonado el país en busca de trabajo. Hoy España es uno de países que exporta mayor número de jóvenes al año. Y lo que es incluso más alarmante es que nada menos que el 43% de las personas desempleadas (que están en paro) llevan más de un año buscando empleo. Incluso el FMI (Fondo Monetario Internacional) ha alertado de la situación, que merece llamarse catastrófica, en la que este grupo se encuentra. En realidad, cerca del 30% de españoles están riesgo de pobreza (casi un tercio de la población española, situación que en Catalunya es casi idéntica).

Una de las causas mayores de este crecimiento de la pobreza de la población es el gran deterioro del mercado laboral, que ha configurado un gran crecimiento del desempleo y de la precariedad, con una bajada de la tasa de ocupación sin precedentes en la época democrática. El porcentaje de la población ocupada cayó un 20% desde 2008 a 2013. Y los salarios han descendido un 10% durante los años de la crisis 2008-2015. La mayoría de puestos de trabajo creados son temporales y precarios. 

Como consecuencia de ello, las desigualdades han aumentado de una manera alarmante. España (incluyendo Catalunya) es uno de los países que tienen mayores desigualdades en la Unión Europea. Las rentas del 20% de la población con más renta son nada menos que 7,5% superiores a las del 20% de la población con menor renta, un record en la UE.

El enfado popular frente a los establishment político-mediático españoles y catalanes

Las encuestas muestran que este gran deterioro social es la preocupación mayor que señala la población De hecho, el desempleo lleva ocupando ya por muchos años el número uno de la lista de inquietudes y problemas que tiene la población española, incluyendo la catalana.

Otro tema grave en España es la corrupción generalizada, que alcanza su máxima expresión en el partido gobernante en España, el PP, y en Catalunya en Convergència Democràtica, renombrada como Partit Demòcrata de Catalunya (PDeCAT), que ha gobernado treinta de los treinta y siete años de autonomía, primero en alianza con Unió Democrática (UDC) y desde 2012 con ERC. Estos partidos (PP y CDC) han estado en el centro de la corrupción, reflejo del maridaje que ambos partidos tienen con los poderes fácticos financieros y económicos que ejercen una enorme influencia en los mayores medios de información, tanto públicos como privados. Ambos gobiernos han impulsado las mayores leyes neoliberales (desde las reformas laborales a las fiscales, pasando por las presupuestarias), incluyendo las que causaron las políticas de recortes del gasto público social que han causado la Gran Crisis Social.

La ocultación del tema social por parte del tema nacional

Estos partidos, que coinciden en la mayoría de sus políticas económicas y sociales (debido a su pertenencia a las familias políticas conservadores y neoliberales), lideran los movimientos nacionalistas de signo contrario y cuyo conflicto (deliberadamente diseñado) ha ido centrando el debate político, creando tensiones, con el objetivo altamente exitoso de ocultar su responsabilidad tanto en la aplicación de las políticas neoliberales (causantes, repito, de la Gran Crisis Social) como en la corrupción masiva de sus partidos. Como consecuencia de ello, este mes, por primera vez, la preocupación por el tema del conflicto España-Catalunya por parte de la población ha sido mayor que el de la corrupción (último CIS disponible), mostrando que han sido exitosos en su intento de dejar en segundo plano mediático la crisis social y la corrupción. Como indiqué al principio, el llamado Tema Nacional ha ocultado y ha hecho desaparecer el Tema Social. Ello ha ido acompañado de un incremento de la distancia y desconfianza entre las clases populares y los establishments político-mediáticos, lo cual puede determinar una gran abstención que favorecería a las fuerzas conservadoras y neoliberales que ejercen una gran influencia en los medios de información. Vean TVE (en Madrid) y TV3 (en Barcelona) y verán lo que indico.

Esta desmovilización podría revertirse en España bien a través de la movilización de las banderas (defendiendo la unidad de España frente a su ruptura), como están intentando hacer nacionalistas españolistas, o mediante la denuncia social, reajustando el eje del conflicto para que se transite de un conflicto nacional a un conflicto social, recuperando el eje izquierda/derecha, algo de difícil realización pues el PSOE se ha convertido en pieza clave del bloque del nacionalismo españolista y ERC lo ha pasado a ser del bloque nacionalista catalanista; el primero apoyando al PP y al 155, y el segundo apostando por la independencia unilateral.

La situación en Catalunya

Esta distancia hacia el establishment político-mediático existe también en Catalunya, aunque en grado algo menor, como consecuencia de la percepción -promovida por los independentistas- que la crisis social se debe a la pertenencia de Catalunya a España. De ahí la impresión que si Catalunya se separara de España, podría elaborar políticas públicas destinadas a resolver la crisis. Tal argumento, sin embargo, ignora que dichas políticas fueron aprobadas en las Cortes Españolas por los dos partidos, el PP y el PDeCAT, que hoy lideran el conflicto de las banderas. Ambos partidos nacionalistas (el españolista y el catalanista) pertenecen a la sensibilidad conservadora y neoliberal que ha impuesto tales políticas.

Que debería hacerse 

En realidad, hoy tanto el Estado como la Generalitat de Catalunya tendrían que haber hecho casi lo opuesto a lo que han estado haciendo. El problema mayor de España y Catalunya es la enorme desigualdad en la distribución de las rentas; las rentas del capital han ido creciendo muy rápidamente a costa de una gran reducción de las rentas del trabajo, creando un enorme problema de falta de demanda doméstica, causa de la escasa ocupación, problema acentuado con el descenso del gasto público y de la inversión. Hoy incluso el FMI admite que los salarios son demasiado bajos y la austeridad ha sido excesiva. Y a pesar de ello los economistas del PP, del PSOE, de ERC y del PDeCAT continúan en la ortodoxia neoliberal.

Hoy se debería producir un aumento de los salarios y un gran crecimiento de la ocupación, con políticas de creación de empleo en áreas muy deficitarias tales como la transición energética, la economía verde y el Estado del Bienestar. Y el Estado tendría que gastar mucho más, como bien señala Mark Weisbrot. El gobierno español debería endeudarse más, pues los intereses de los bonos (a 10 años) son solo un 1,6%, inferiores a la inflación. El Estado debería invertir en más empleo y un buen empleo en las áreas sociales. Pero muestra el grado de derechización del país, consecuencia del dominio del tema nacional, que se consideren “radicales”, “antisistema” u otras frivolidades propuestas típicamente reformistas encaminadas a empoderar a las clases populares para corregir el enorme desequilibrio que hoy existe entre las fuerzas político-mediáticas del capital frente a las del trabajo. La enorme visibilidad del tema nacional ha empoderado a las derechas en España y debilitado a las izquierdas, que deberían enfatizar el tema social redefiniendo el tema nacional, indicando que el punto central de cada nación son los intereses de las clases populares, que son la mayoría de la población, para las cuales el tema social –su calidad de vida y bienestar social- es el tema más importante. Se tiene que desarrollar un patriómetro que pueda medir el grado de patriotismo y compromiso identitario de una fuerza política midiendo cómo contribuyen sus intervenciones a la felicidad de las clases populares. Y ahí las fuerzas conservadoras y neoliberales ya han mostrado sus grandes insuficiencias. La evidencia de que en España los “súper patriotas” a ambos lados del Ebro son también los más corruptos y los que han aplicado las políticas antisociales es abrumadora. Así de claro.