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lunes, 3 de febrero de 2020

De vuelta sobre el "despido express". El pago adelantado de la indemnización por despido improcedente tributa a Hacienda


Así lo dictaminó la Sentencia de 18 de octubre de 2017 de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Galicia (Rec. 2667/2017) ratificando la sentencia del Juzgado de lo Social nº 1 del Ferrol, de 20 de marzo de 2017, en la que estimó ajustada a derecho la deducción de IRPF practicada en la indemnización por despido improcedente, reconocida en la carta de despido notificada al trabajador.
 
Mediante la carta de despido, notificada por burofax de 6 de mayo de 2016, la empresa comunicó al trabajador que "cesará al servicio" de la misma -léase despido- el mismo día de la notificación (6 de mayo de 2016), alegando en el despido "indisciplina" y "transgresión de la buena fe contractual" (típico caso de disciplinario improcedente) ingresándole cuatro días después 51.101,12 euros,  pero descontándole de dicha cantidad el 25,65 % por retención en el IRPF (el descuento fue de 13.107 euros aprox.). 

El trabajador instó el 11 de mayo de 2016 papeleta de conciliación ante el SMAC, celebrándose la conciliación el 24 de mayo con el resultado de sin avenencia y reconociendo la empresa la improcedencia del despido.

El juzgado de instancia y, posteriormente, el TSJ ratifica la retención efectuada al considerar que para declarar la exención del IRPF en indemnizaciones por despido improcedente será necesario -art. 7 e) Ley 35/2006, del IRPF- que se hubiese  producido conciliación o resolución judicial y que en este supuesto el reconocimiento de la improcedencia del despido fue efectuado por la empresa con anterioridad -en la propia carta el despido- siendo por ello la indemnización y la retención efectuada ajustadas a derecho.

El resultado de esta actuación unilateral de la empresa fue que el trabajador se quedó sin 13.107 euros que debería haber cobrado junto con la otra cantidad integrando ambas una indemnización que debería haber estado exenta de retención y pago por IRPF.
Sobre el fondo del asunto, cabe resaltar que ni el Juzgado de lo Social, ni posteriormente, el Tribunal Superior de Justicia tuvieron en cuenta que tanto la carta como el propio despido efectuado fueron actos unilaterales del empresario y que dicho despido no fue expresamente consentido por el trabajador siendo, al contrario,  impugnado posteriormente por él ante el SMAC y ante el Juzgado de lo Social.

Entendemos que decisiones judiciales como la comentada pueden conllevar disminuciones importantes en el pago de indemnizaciones a los trabajadores que no pueden evitar el pago del IRPF en aquéllas  a no ser que devuelvan la indemnización a la que tienen derecho,  impugnándola posteriormente con el fin de que la empresa -ante el órgano de conciliación o el juzgado correspondiente- reconozca como improcedente el despido ya reconocido como tal en la carta de despido, realizando un peregrinaje burocrático poco razonable.

Parece que ha resucitado el "despido express" y, esta vez, con  pago por IRPF. Todo un despropósito.

sábado, 18 de agosto de 2018

Contra la obsolescencia. Alargascencia vs obsolescencia

Alargascencia vs obsolescencia

 Video.- ¿Qué es Alargascencia?



Alargascencia pone en tus manos un directorio que te ayudará a encontrar diferentes establecimientos de reparación, segunda mano, alquiler…. Es una herramienta para encontrar soluciones frente a la obsolescencia programada y percibida, y alargar así la vida útil de los productos, y alcanzar no solo un ahorro económico, sino también ambiental. 

El patrón de consumo actual viene marcado por productos poco duraderos, difíciles de reparar y reutilizar. En este contexto, tanto el medio ambiente como la ciudadanía se convierten en los actores más perjudicados. El reciclaje, no es suficiente para asegurar un consumo de recursos naturales sostenible, debido al incremento incesante del consumo. El cambio de hábitos hacia un modelo más responsable es un importante motor para avanzar hacia una sociedad más justa y solidaria.

La web de Alargascencia.org ofrece diferentes alternativas (alquiler, compra-venta de segunda mano, reparación) de diferentes productos (ropa, muebles, electrodomésticos) en distintas provincias del Estado Español. Al tratarse de un proyecto colaborativo, el número de iniciativas va creciendo gracias a la colaboración de las personas usuarias, a las que la asociación invita a participar sugiriendo nuevos establecimientos.

Con esta herramienta, en Amigos de la Tierra queremos ofrecer alternativas sencillas a aquellas personas que no quieren considerar sus objetos residuos demasiado pronto, a la vez que se torna como herramienta de educación ambiental, con información sobre las ventajas ambientales y sociales de estos modelos de consumo. 

Los primeros eslabones de la jerarquía de gestión de residuos, reducción y preparación para la reutilización, son los más importantes para poner en marcha una estrategia de Residuo Cero. Por tanto, te invitamos a utilizar y colaborar en Alargascencia, y a las administraciones públicas a trabajar por el incremento de estos modelos de negocio, con bajo uso de recursos naturales.

Artículo relacionado: 

miércoles, 15 de agosto de 2018

El mundo que estrenaremos, por Juan Antonio Tirado



Juan Antonio Tirado, perdiodista de TVE 

El mundo que estrenaremos ya lo hemos estrenado. Este es un viaje sin billete de vuelta rumbo allí donde la ciencia-ficción ha perdido el adjetivo. 2050 se presenta como una trama inverosímil. Las cartas ya están echadas: la ciencia nos tiene preparado un hábitat tan sugestivo como temible. Ganaremos inmensamente en comodidad y a cambio, probablemente, regalemos o nos roben la privacidad.
El futuro ya no lo predicen las echadoras de cartas ni los futurólogos, sino los científicos. Según los pronósticos más verosímiles, en 2050 será habitual vivir cien años y aun los más afortunados alcanzarán los 120. En la genética los cambios serán tan espectaculares como inquietantes, y habrá que contar siempre con el factor corrector de la ética para no aventurarnos por las avenidas del Apocalipsis. Los bebés llegarán al mundo con un mapa genético que contenga información precisa sobre riesgos de enfermedades o cómo eliminar los genes que transmiten patologías. Escoger el sexo, el color de los ojos o del pelo estará al alcance de la mano.
La salud es quizás el campo donde mayores serán los avances. A través de la nanotecnología podrá acabarse con los efectos de la quimioterapia y las radiaciones, y en un terreno más ligero se podrán eliminar las arrugas de la piel. Habrá cirujanos robóticos y otros que operen a distancia y podremos regenerar los órganos mediante las impresoras en 3D. Incluso se trabaja ya en un detector del cáncer antes de que este se haya producido. Con frecuencia, los grandes avances científicos se producen como consecuencia de las necesidades de la industria militar. También de la espacial. La detección de enfermedades a través de minúsculos robots instalados en el organismo, que patrullan constantemente para adelantarse a la afección, se está desarrollando a requerimiento de la NASA en su objetivo urgente de enviar una nave tripulada a Marte en la próxima década. Dado que un viaje a ese planeta se prolongaría no menos de tres años, la agencia espacial no quiere correr el riesgo de que un astronauta enferme gravemente durante la expedición. En este ámbito médico será importante la bio-impresión, una técnica para imprimir en 3D estructuras biológicas para realizar trasplantes. El ejército de Estados Unidos se plantea escanear los huesos de los soldados antes de entrar en combate, de manera que archivarían una copia virtual por si fuera necesario sustituir alguno. Por otro lado, gracias a una mejor comprensión del genoma humano, los médicos estarán en condiciones de curar enfermedades como el Alzheimer. Otra cosa es el papel que juegue la memoria personal, que en buena medida estará “subarrendada” a las máquinas. En 2050, según algunos científicos, la mayor amenaza para la salud pueden ser unas súper bacterias infecciosas resistentes a los antibióticos, que podrían producir millones de muertes.
A mediados de este siglo vivirán en la tierra casi diez mil millones de personas. Para entonces, el coche privado habrá desaparecido de las ciudades, en las que habitarán un 80 por ciento de las personas. Serán unas ciudades limpias, con coches eléctricos y autónomos, esto es, que se conducen solos. Para esa fecha, carecerá de sentido tener un automóvil en propiedad, que el 95 por ciento del tiempo está aparcado, cuando con un Smartphone podemos disponer de un coche próximo en el momento en que lo necesitemos. Probablemente, existan también los taxis voladores, drones que circulen indistintamente por el aire o el asfalto.
Cabe aventurar una notable disminución de los viajes en avión. Por un lado, las nuevas tecnologías de la realidad aumentada harán innecesarios los desplazamientos para participar en reuniones de trabajo, por otro, los simuladores permitirán pasar las vacaciones en los destinos más fascinantes sin necesidad de moverse del sillón. En ese campo, los logros son ya impresionantes y el futuro apunta a la creación de una nueva y potente industria turística basada en los avances en realidad virtual, que nos trasladarán a cualquier sitio, incluso del pasado, incluso los hoy vedados a una presencia real, por las condiciones climáticas extremas o por un riesgo importante.
En la búsqueda de una vida más agradable jugarán un papel destacado los asistentes personales mediante inteligencia artificial. Podremos llevarlos en el bolsillo, como un móvil, y nos controlarán hasta los aspectos más nimios de la agenda. Conocerán nuestros gustos y defectos, leerán nuestros correos, escucharán nuestras conversaciones y se ocuparán de recordarnos que tenemos que rellenar un impreso, y aun rellenarlo, o acudir a una cita. A cambio, claro, de prescindir de cualquier grado de intimidad.
La domótica revolucionará las condiciones de vida en el hogar y las oficinas. Será superfluo el trabajo del personal del servicio doméstico, pues este será desempeñado en exclusiva por los robots. Las casas podrán llegar a auto-limpiarse, mediante programas informáticos, y la nevera llamará por teléfono al supermercado cuando constate que falta leche o cualquier otro producto. Probablemente, los vecinos contarán con una taquilla a la que llegarán los encargos y donde los recogerán. Sin necesidad de esperar al futuro, existen ya en algunas grandes ciudades norteamericanas supermercados automatizados, en los que no hay empleados, y restaurantes atendidos en exclusiva por robots. De aquí a veinte o treinta años pueden haber desaparecido trabajos como los de camarero, recepcionista, taxista o empleado de banca, entre otras decenas.
Si hay un ámbito relativamente desconocido y que experimentará cambios asombrosos ese será el del cerebro. Las tecnologías podrán  alterar las funciones cerebrales de una persona, violar su privacidad e incluso modificar su personalidad. Aunque todavía tiene cierto eco de ciencia-ficción, se trabaja en procesos que permitan que una máquina nos lea el pensamiento.
El mundo digital está todavía en pañales. Los políticos, perdidos en el corto plazo que no ve más allá de las siguientes elecciones, son incapaces de entender la revolución que está en marcha. Una pregunta básicas sobre lo que nos viene es: ¿Seremos personas o máquinas? En una coyuntura completamente distinta a esta, Primo Levi, superviviente de los campos de exterminio nazi, tituló uno de sus libros: “Si esto es un hombre”. Que venga Dios y lo vea, podríamos concluir.

lunes, 4 de diciembre de 2017

¿Democracia=Libre Mercado?. Entrevista a Wendy Brown

“Hoy la democracia simplemente se equipara a la existencia de mercados libres, abiertos y desregulados”, entrevista a Wendy Brown

Autores: IGNASI GOZALO-SALELLAS / ÁLVARO GUZMÁN BASTIDA / HÉCTOR MUNIENTE

Andy Brown, Nueva York, 30 de Noviembre de 2017

Tras rastrear de la mano de David Harvey los flujos del capital por el mundo y su impacto en la política, el clima y la sociedad, la serie Qué hacer. EE.UU en la era Trump avanza con la entrevista a la politóloga Wendy Brown. Brown es una de las analistas más refinadas del neoliberalismo. Situando el foco en fenómenos tan dispares como las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley, la Universidad, la pérdida de soberanía popular, las dietas alimenticias o el muro fronterizo prometido por Trump, Brown nos ofrece múltiples ejemplos de los largos tentáculos del proyecto neoliberal y de los estragos que tal expansión provoca. Sin embargo, donde Harvey observaba continuidad y profundización neoliberal en la elección de Trump, Brown descubre una nueva versión "autoritaria, proteccionista y nacionalista” del mismo régimen. No deberíamos, pues, dar por acabado el neoliberalismo.

"Hoy la democracia simplemente se equipara a la existencia de mercados capitalistas libres, abiertos y desregulados, solo a veces combinados de manera mínima con elecciones modestamente libres" 

En el libro coral ¿Democracia en qué estado? usted habla de cómo la democracia se ha convertido de alguna forma en un significante vacío, y pone como ejemplo la figura de Barack Obama. ¿Puede explicar mejor esta aparente ambigüedad y cuándo comienza este proceso?

Lo que me preocupa de la democracia hoy en día cuando me refiero a ella como un significante vacío, y del peligro que conlleva que sea un significante vacío, es que eso permite que se la apropien, que la enarbolen o la manipulen con fines de todo tipo. Hoy la democracia simplemente se equipara a la existencia de mercados capitalistas libres, abiertos y desregulados, solo a veces combinados de manera mínima con elecciones modestamente libres. El concepto mismo de democracia y sus principios básicos –igualdad, libertad, soberanía popular– se ha resignificado en un sentido orientado al mercado. De ese modo, la igualdad simplemente significa el derecho a competir los unos con los otros, en un mundo de ganadores y perdedores. La libertad, de nuevo, pasa a significar simplemente libertad de la regulación, la libertad de cada uno para hacer lo que quiera como ciudadano individual o como un pedazo de capital. Y la soberanía popular se vuelve algo incoherente, porque el neoliberalismo no deja espacio para que la gente se gobierne, en lugar de limitarse a expresar sus preferencias. 

"La captura de la democracia por parte del neoliberalismo supone un problema grave. Reina la certidumbre, entre los intelectuales neoliberales y los políticos, de que los mercados deciden mejor que la gente"


Cuando analiza el uso de tal concepto, usted propone por un lado los casos de Berlusconi o Bush, pero por el otro a pensadores como Derrida y Balibar o bien tradiciones políticas como el comunismo italiano o el movimiento palestino Hamas. ¿Quiere decir con esto que la democracia es un concepto legitimador o más bien una constante forma de borrar significados previos u originales?

La captura de la democracia por parte del neoliberalismo supone un problema grave. Reina la certidumbre, entre los intelectuales neoliberales y los políticos, de que los mercados deciden mejor que la gente. Las democracias, pues, deben limitarse a encontrar al mejor gestor de los mercados que engloba un país. Así, no debe sorprendernos una de las tendencias más claras de los cuarenta años de despliegue del neoliberalismo: cada vez más empresarios entran en política, persuadiendo a la población de sus capacidades en base a su experiencia en los negocios. Trump, sin duda, encarna eso como nadie. Se presenta diciendo: “Soy el mejor negociador. Sé cerrar tratos mejor que nadie. Conviene recordar que el Primer Ministro de Tailandia, en los años noventa se autoproclamó literalmente el Director Ejecutivo (CEO) de Tailandia. Y no lo dijo en broma.

"Hemos tenido una serie de sentencias del Tribunal Supremo que, basándose en razonamientos jurídicos neoliberales, han permitido la entrada de financiación corporativa y capital financiero para, en esencia, comprar nuestras elecciones"


Su extenso trabajo en el ámbito de la ciencia política se ha basado en elaborar, entre otros conceptos, una teoría del neoliberalismo o, como usted lo denomina, la “razón neoliberal”. Para ello, sitúa al filósofo francés Michel Foucault como el punto de irradiación de una ideología que llegará en la actualidad a ámbitos como la educación universitaria, la ley o los gobiernos. ¿Nos puede poner ejemplos concretos en el caso de Estados Unidos? 

Algunas de las maneras concretas en las que la neoliberalización ha avanzado hasta afectar también a la democracia incluyen, por ejemplo, las maniobras sucesivas para privatizar bienes anteriormente públicos. Hay muchos casos en EE.UU, aunque quizá uno de los mejores ejemplos sea la privatización de las universidades públicas, algo que también ha sucedido en gran parte de Europa. Otro ejemplo es la privatización de los parques, que siguen siendo accesibles al público, pero se financian con cuotas al usuario. Si quieres acceder al parque, tienes que pagar. Quizá lo más importante en tanto a que atañe a la democracia en sí misma, y de nuevo con EE.UU como ejemplo, es la inundación del proceso electoral con dinero de las grandes corporaciones. Hemos tenido una serie de sentencias del Tribunal Supremo que, basándose en razonamientos jurídicos neoliberales, han permitido la entrada de cantidades ilimitadas de financiación corporativa y capital financiero para, en esencia, comprar nuestras elecciones.

"Hay que pensar más allá: el neoliberalismo no entiende de partidos. Hay neoliberales de izquierdas y neoliberales de derechas (...) Estamos ante un mundo muy moderno, socialmente progresista, gay, en cierto modo feminista, que hace guiños a la multiculturalidad y sin embargo es consumadamente neoliberal, contrario a la intervención del estado y favorable a los mercados y el gran capital financiero" 

Un aspecto relevante de su teoría es que esta ideología ha llegado a transformar tanto los principios fundamentales de las instituciones democráticas liberales como la de los imaginarios democráticos más radicales. 

Hay que pensar más allá: el neoliberalismo no entiende de partidos. Hay neoliberales de izquierdas y neoliberales de derechas. Es algo que sabemos desde Mitterrand en Francia, pasando por Blair en Inglaterra y los Clinton en EE.UU. Ellos también basaron su experiencia, su reputación y su legitimidad en ser buenos privatizadores, expertos en negociar acuerdos, y en ser lo que aquí llamamos ‘empollones de la política’. Es importante que recordemos que en EE.UU fue Bill Clinton el que, según sus propias palabras “terminó con el estado del bienestar tal y como lo conocíamos”. Fue el fin del estado de bienestar, anunciado a bombo y platillo por los Clinton mientras hacían gestos simbólicos hacia cuestiones de justicia social.
Y luego está en este país lo que podemos llamar el ‘neoliberalismo de Silicon Valley’. El centro global de la innovación tecnológica y la creatividad es un mundo decididamente neoliberal. Cree en la desregulación absoluta, la privatización, la libertad individual y las grandes cantidades de capital riesgo. Estamos ante un mundo muy moderno, socialmente progresista, gay, en cierto modo feminista, que hace guiños a la multiculturalidad y sin embargo es consumadamente neoliberal, contrario a la intervención del estado y favorable a los mercados y el gran capital financiero.

 "Nos imaginamos que somos libres pero, en realidad, nunca hemos estado más autorregulados" 


Se refiere también al aspecto espiritual o subjetivo del neoliberalismo. ¿Podría desarrollar esta idea? 

Hay otro aspecto importante del neoliberalismo, que es la transformación de uno mismo, o del sujeto. En cierta medida, no tiene demasiado que ver con la monetización, sino con todo un abanico de prácticas que incluyen, por ejemplo, las dietas que miden las calorías, el ejercicio, la educación, el ocio, el contabilizar la cantidad de hierro y otros nutrientes que ha ingerido uno. Calcular si tal o cual inversión en la educación reportará mayores beneficios para nuestro capital humano. Todo esto nos hace cómplices, y a menudo partidarios de las políticas de privatización y desregulación, pero también hace de sujetos altamente gobernados. Nos imaginamos que somos libres pero, en realidad, nunca hemos estado más autorregulados. 

Señala que los muros entre naciones son hoy en día el mejor ejemplo de cómo la disminución de la soberanía de los estados en el nuevo escenario de poder global genera una nueva ansiedad nacionalista...  

Mi manera de leer este fenómeno no es tanto que los muros mantengan a raya las diferentes cosas que ciertos países quieran excluir, como el terrorismo, las armas, las drogas, la inmigración, etc. Más bien, sirven para movilizar un imaginario particularmente nostálgico del pasado de una nación. Trump es muy eficaz a la hora de movilizar esa respuesta racializada y xenófoba a los efectos de la globalización, igual que hacen la mayoría de los políticos de derecha. Marine Le Pen, el partido Alternativa para Alemania, todos los partidos de extrema derecha consiguen desviar los males de la globalización y el neoliberalismo hacia la figura del inmigrante oscuro, criminalizado y terrorista. “America first”, “América primero”, “América para los americanos”, y todo el resto son agentes contaminantes. Destruyen nuestra comunidad, la imagen de lo que somos. 

¿Puede explicar en qué es diferente lo que representa el muro de Trump del antiguo muro de Berlín, por ejemplo? 

Lo que hace Trump cuando dice que “no se puede tener un país sin frontera” es dirigirse precisamente a una triple ansiedad o miedo por parte de sus votantes: primero, que los trabajos desaparecen porque se los llevan a otros lugares; después, que los inmigrantes entran en masa para robar el trabajo de la población autóctona; y finalmente, que la amenaza del terrorismo y del crimen también se cuela por la frontera, y que se supone que el muro detendrá todas esas tendencias. El ejemplo perfecto es el muro fronterizo entre EEUU y México, que en realidad no ha cambiado la cantidad de inmigrantes. Esa cantidad sube y baja dependiendo de la demanda de fuerza de trabajo indocumentada en EE.UU. Pero sirve para construir un imaginario de nación. Imaginamos que somos una nación blanca sitiada por riadas de inmigrantes no deseados, drogas y todo lo demás, y que levantamos una barricada contra eso para proteger nuestra existencia civilizada y purificada. 

¿Podemos afirmar, entonces, que Trump representa un giro proteccionista que da por acabado la hegemonía ideológica del neoliberalismo? 

Trump está atrapado por la clásica encrucijada neoliberal-neoconservadora, que por un lado pretende recortar impuestos, y por tanto los ingresos del estado, y por otro lado tiene un plan de inversiones en infraestructura descomunal, tanto a nivel militar como de construir el nuevo muro. Los pequeños elementos protofascistas de una economía política construida en torno a un proyecto nacionalista basado en la construcción de infraestructuras a gran escala, el levantamiento del muro y demás están a punto, pero la base económica sigue atrapada por la lógica neoliberal de recortes, privatización y desregulación, de modo que no funcionará. Los verdaderos principios no pasan por cuestionar el valor máximo del mercado. Lo que buscan es volver a afianzar las economías neoliberales a nivel nacional. Esta versión concreta de un neoliberalismo autoritario, proteccionista y nacionalista que vemos hoy en día no supone el fin de la neoliberalización. Pero sí creo que estamos, sin duda, ante un nuevo capítulo.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Un cortometraje para reflexionar. Sobre la "felicidad" ("Happiness") de Steve Cutts




HAPPINESS, DE STEVE CUTTS


                                           
                                         


y una breve explicación : los ratones de Skinner


viernes, 17 de noviembre de 2017

De lo que no se habla en España, incluyendo en Catalunya, y que el tema nacional está ocultando



Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 16 de noviembre de 2017.

El artículo hace una crítica de los establishments político-mediáticos existentes a los dos lados del Ebro, es decir, en España y en Catalunya, los cuales están utilizando las banderas para ocultar su responsabilidad por la enorme crisis social y por la corrupción masiva en sus partidos.


Durante los diez años del periodo conocido como la Gran Recesión (que para millones de personas ha sido la Gran Depresión) el bienestar social y calidad de vida de las clases populares de España han alcanzado unos niveles de deterioro que deberían ser el principal elemento en el discurso y debate político del país y en la cobertura mediática de la realidad española. Y en cambio, no lo son. El monotema hoy en el establishment político-mediático del país es el conflicto entre los nacionalismos, el españolista liderado por el Partido Popular, presidido por el Sr. Mariano Rajoy, y el catalanista, liderado por el gobierno de Junts Pel Sí, presidido por el Sr. Puigdemont, dirigente del partido hegemónico en el gobierno (el PDeCAT) que ha gobernado Catalunya (con el nombre de Convergencia) durante la mayor parte del período democrático. Ambos partidos están hoy siendo investigados por casos de corrupción que implicarían financiación ilegal (caso Gürtel en el PP o caso Millet en CDC), juicios que no aparecen ni en las primeras páginas de los rotativos ni en lugares destacados de los mayores canales televisivos ni de las cadenas de radio.

En realidad, en Catalunya el caso Millet y sus conexiones con la financiación ilegal de CDC ni siquiera aparecen en las últimas páginas de los rotativos catalanes, en la televisión pública TV3, o en los canales privados. Y en España hace unos días el inspector jefe de la UDEF (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal), encargada de la investigación del caso Gürtel, declaró en el Congreso de Diputados (en respuesta a las preguntas que le hicieron en una sesión de la comisión de investigación sobre la presunta financiación irregular del PP) que el presidente de España, el Sr. Rajoy, había recibo dinero negro (en sobres) de la Gürtel. Y a pesar de la enorme importancia de la noticia, ningún gran periódico español (El País, El Mundo, el ABC, La Razón, La Vanguardia o El Periódico, entre otros) lo publicó en portada al día siguiente. He vivido un largo tiempo en Suecia, Reino Unido y EE.UU., y he trabajado en varios países, y no me imagino que si tal hecho hubiera ocurrido en cualquiera de ellos no hubiera sido la noticia del día. En cambio aquí, en España (incluyendo Catalunya), se ignoró, mostrando, una vez más, la escasa calidad de la democracia española y de sus mayores medios de comunicación.

La falsedad de la supuesta recuperación

Según los últimos datos disponibles, el desempleo en España ha permanecido elevadísimo en los llamados “años de la recuperación”. En 2016 el promedio fue un 18%, uno de los más elevados de la Unión Europea. En realidad, tal porcentaje sería incluso mayor si no fuera porque 1,7 millones de españoles (jóvenes en su gran mayoría) han abandonado el país en busca de trabajo. Hoy España es uno de países que exporta mayor número de jóvenes al año. Y lo que es incluso más alarmante es que nada menos que el 43% de las personas desempleadas (que están en paro) llevan más de un año buscando empleo. Incluso el FMI (Fondo Monetario Internacional) ha alertado de la situación, que merece llamarse catastrófica, en la que este grupo se encuentra. En realidad, cerca del 30% de españoles están riesgo de pobreza (casi un tercio de la población española, situación que en Catalunya es casi idéntica).

Una de las causas mayores de este crecimiento de la pobreza de la población es el gran deterioro del mercado laboral, que ha configurado un gran crecimiento del desempleo y de la precariedad, con una bajada de la tasa de ocupación sin precedentes en la época democrática. El porcentaje de la población ocupada cayó un 20% desde 2008 a 2013. Y los salarios han descendido un 10% durante los años de la crisis 2008-2015. La mayoría de puestos de trabajo creados son temporales y precarios. 

Como consecuencia de ello, las desigualdades han aumentado de una manera alarmante. España (incluyendo Catalunya) es uno de los países que tienen mayores desigualdades en la Unión Europea. Las rentas del 20% de la población con más renta son nada menos que 7,5% superiores a las del 20% de la población con menor renta, un record en la UE.

El enfado popular frente a los establishment político-mediático españoles y catalanes

Las encuestas muestran que este gran deterioro social es la preocupación mayor que señala la población De hecho, el desempleo lleva ocupando ya por muchos años el número uno de la lista de inquietudes y problemas que tiene la población española, incluyendo la catalana.

Otro tema grave en España es la corrupción generalizada, que alcanza su máxima expresión en el partido gobernante en España, el PP, y en Catalunya en Convergència Democràtica, renombrada como Partit Demòcrata de Catalunya (PDeCAT), que ha gobernado treinta de los treinta y siete años de autonomía, primero en alianza con Unió Democrática (UDC) y desde 2012 con ERC. Estos partidos (PP y CDC) han estado en el centro de la corrupción, reflejo del maridaje que ambos partidos tienen con los poderes fácticos financieros y económicos que ejercen una enorme influencia en los mayores medios de información, tanto públicos como privados. Ambos gobiernos han impulsado las mayores leyes neoliberales (desde las reformas laborales a las fiscales, pasando por las presupuestarias), incluyendo las que causaron las políticas de recortes del gasto público social que han causado la Gran Crisis Social.

La ocultación del tema social por parte del tema nacional

Estos partidos, que coinciden en la mayoría de sus políticas económicas y sociales (debido a su pertenencia a las familias políticas conservadores y neoliberales), lideran los movimientos nacionalistas de signo contrario y cuyo conflicto (deliberadamente diseñado) ha ido centrando el debate político, creando tensiones, con el objetivo altamente exitoso de ocultar su responsabilidad tanto en la aplicación de las políticas neoliberales (causantes, repito, de la Gran Crisis Social) como en la corrupción masiva de sus partidos. Como consecuencia de ello, este mes, por primera vez, la preocupación por el tema del conflicto España-Catalunya por parte de la población ha sido mayor que el de la corrupción (último CIS disponible), mostrando que han sido exitosos en su intento de dejar en segundo plano mediático la crisis social y la corrupción. Como indiqué al principio, el llamado Tema Nacional ha ocultado y ha hecho desaparecer el Tema Social. Ello ha ido acompañado de un incremento de la distancia y desconfianza entre las clases populares y los establishments político-mediáticos, lo cual puede determinar una gran abstención que favorecería a las fuerzas conservadoras y neoliberales que ejercen una gran influencia en los medios de información. Vean TVE (en Madrid) y TV3 (en Barcelona) y verán lo que indico.

Esta desmovilización podría revertirse en España bien a través de la movilización de las banderas (defendiendo la unidad de España frente a su ruptura), como están intentando hacer nacionalistas españolistas, o mediante la denuncia social, reajustando el eje del conflicto para que se transite de un conflicto nacional a un conflicto social, recuperando el eje izquierda/derecha, algo de difícil realización pues el PSOE se ha convertido en pieza clave del bloque del nacionalismo españolista y ERC lo ha pasado a ser del bloque nacionalista catalanista; el primero apoyando al PP y al 155, y el segundo apostando por la independencia unilateral.

La situación en Catalunya

Esta distancia hacia el establishment político-mediático existe también en Catalunya, aunque en grado algo menor, como consecuencia de la percepción -promovida por los independentistas- que la crisis social se debe a la pertenencia de Catalunya a España. De ahí la impresión que si Catalunya se separara de España, podría elaborar políticas públicas destinadas a resolver la crisis. Tal argumento, sin embargo, ignora que dichas políticas fueron aprobadas en las Cortes Españolas por los dos partidos, el PP y el PDeCAT, que hoy lideran el conflicto de las banderas. Ambos partidos nacionalistas (el españolista y el catalanista) pertenecen a la sensibilidad conservadora y neoliberal que ha impuesto tales políticas.

Que debería hacerse 

En realidad, hoy tanto el Estado como la Generalitat de Catalunya tendrían que haber hecho casi lo opuesto a lo que han estado haciendo. El problema mayor de España y Catalunya es la enorme desigualdad en la distribución de las rentas; las rentas del capital han ido creciendo muy rápidamente a costa de una gran reducción de las rentas del trabajo, creando un enorme problema de falta de demanda doméstica, causa de la escasa ocupación, problema acentuado con el descenso del gasto público y de la inversión. Hoy incluso el FMI admite que los salarios son demasiado bajos y la austeridad ha sido excesiva. Y a pesar de ello los economistas del PP, del PSOE, de ERC y del PDeCAT continúan en la ortodoxia neoliberal.

Hoy se debería producir un aumento de los salarios y un gran crecimiento de la ocupación, con políticas de creación de empleo en áreas muy deficitarias tales como la transición energética, la economía verde y el Estado del Bienestar. Y el Estado tendría que gastar mucho más, como bien señala Mark Weisbrot. El gobierno español debería endeudarse más, pues los intereses de los bonos (a 10 años) son solo un 1,6%, inferiores a la inflación. El Estado debería invertir en más empleo y un buen empleo en las áreas sociales. Pero muestra el grado de derechización del país, consecuencia del dominio del tema nacional, que se consideren “radicales”, “antisistema” u otras frivolidades propuestas típicamente reformistas encaminadas a empoderar a las clases populares para corregir el enorme desequilibrio que hoy existe entre las fuerzas político-mediáticas del capital frente a las del trabajo. La enorme visibilidad del tema nacional ha empoderado a las derechas en España y debilitado a las izquierdas, que deberían enfatizar el tema social redefiniendo el tema nacional, indicando que el punto central de cada nación son los intereses de las clases populares, que son la mayoría de la población, para las cuales el tema social –su calidad de vida y bienestar social- es el tema más importante. Se tiene que desarrollar un patriómetro que pueda medir el grado de patriotismo y compromiso identitario de una fuerza política midiendo cómo contribuyen sus intervenciones a la felicidad de las clases populares. Y ahí las fuerzas conservadoras y neoliberales ya han mostrado sus grandes insuficiencias. La evidencia de que en España los “súper patriotas” a ambos lados del Ebro son también los más corruptos y los que han aplicado las políticas antisociales es abrumadora. Así de claro.