Así será la batalla por el 'impuesto al sol' que se va a librar en Europa este año
Los
partidarios de poner impuestos al autoconsumo y los que no ya han
puesto sus cartas sobre la mesa. A partir de ahora, viene una
negociación a tres bandas sin un claro vencedor
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La opinión del Parlamento Europeo conocida esta semana en Estrasburgo era la tercera pata de un banco al que se tendrán que sentar también la Comisión Europea y el Consejo Europeo
para que antes de que finalice 2018 todos los ciudadanos del Viejo
Continente gocen de unas pautas en materia energética. De esta manera,
tendrán la guía que les marque el camino a seguir hacia el objetivo
comprometido por todos en 2015: cumplir con el Acuerdo de París de descarbonización total en 2050 que revierta el cambio climático.
Sin embargo, el camino elegido para lograr ese histórico y elevado objetivo común ha sumido a Europa en una batalla política en la que cada país demuestra sus intereses particulares. España,
por su parte, también. Pero además, las últimas cumbres comunitarias
están aflorando las diferencias internas de España, cuya polémica más
evidente es el 'impuesto al sol'. Este gravamen, denominado de forma oficial como 'peaje de respaldo', fue alumbrado en la primera legislatura de Mariano Rajoy. El exministro de Industria, José Manuel Soria, y el entonces secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal,
trazaron esta normativa que añade un recargo a aquellos usuarios que
realicen autoconsumo siempre y cuando estén conectados a la red y tengan
una potencia instalada de más de 10 KW.
La medida fue duramente criticada
desde algunos sectores de la sociedad mientras que las grandes
eléctricas y el operador del sistema se mostraron satisfechos. Una
normativa que hoy se sostiene gracias al veto de Ciudadanos con el PP en el Congreso de los Diputados a la proposición de ley que pretendía tumbarlo. El revuelo acabó con denuncias que el Tribunal Supremo
ha zanjado desestimando los recursos contra la normativa. La única
victoria que lograron los beligerantes del 'impuesto al sol' fue el
pasado 2017, cuando el Tribunal Constitucional tumbó el artículo que prohíbe el autoconsumo compartido,
después de que la Generalitat de Cataluña hiciera un recurso contra
esta normativa, que también obliga a Industria a que el registro de
autoconsumidores sea potestad de las Comunidades Autónomas y no del
Ministerio de Energía.
Con
este panorama nacional, la batalla se ha elevado a Europa. Ambos
bandos, los partidarios del tributo y los que no lo son, centran ahora
sus fuerzas en lo que suceda en Bruselas, donde este año tendrá que
alumbrarse una directiva sobre energías renovables que
también tendrá que discutir este punto. Se trata de la madre de todas
las batallas por este asunto, ya que lo que salga adelante deberá ser
transpuesto a las legislaciones nacionales, con lo que lo que está en
juego tendrá mayor rango legal que todo lo aprobado en el ámbito
nacional en España hasta ahora.
A mediados de enero, ya están fijadas las posiciones por parte de los actores que deberán negociar. En primer lugar, está el Consejo Europeo. Se trata del organismo que reúne a los máximos responsables políticos de cada país. En este asunto en concreto, a los 28 ministros de Energía de la Unión Europea. El representante de España, Álvaro Nadal,
volvió a finales de diciembre contento de la cumbre comunitaria. Según
señaló entonces su ministerio: "Es muy positivo el tratamiento del
autoconsumo. España comparte la orientación que ha propuesto el Consejo,
que refleja claramente que no debe haber discriminación ni subsidios
cruzados entre consumidores y que estos deben sufragar los costes del sistema de forma equitativa, independientemente de que autoconsuman o no".
La
posición del Consejo es muy importante. Los Estados son quienes
financian las iniciativas por lo que su voz se tiene muy en cuenta.
Algunas fuentes explican que la posición que fijó en diciembre esta
institución estuvo marcada por la urgencia de Estonia,
el presidente semestral quería cerrar su etapa al frente del Consejo y
algunos estados aprovecharon para apurar sus opciones. También Nadal con
el impuesto al sol.
Sin embargo, no todo lo decide el Consejo, ahora tendrá que vérselas con el Parlamento en los trílogos, que son las negociaciones a tres bandas entre Eurocámara, Consejo y Comisión. Aquí ha jugado un papel determinante José Blanco,
exministro socialista y eurodiputado encargado de fijar la posición del
Parlamento en materia de renovables. Una de las líneas rojas marcadas
por el gallego tenía que ver precisamente con el 'impuesto al sol'. Su
proposición "blinda el autoconsumo como un derecho. Los
Estados miembros no podrán gravar el autoconsumo de energía si esta
permanece fuera de la red y no podrán establecer ningún tipo de recargo
como el llamado 'impuesto al sol'. Esta propuesta es opuesta a la del
Consejo.
La votación de las dos enmiendas relativas al autoconsumo dio un resultado contundente: 594 votos a favor, 67 en contra y 20 abstenciones. Además la votación dejó algunos titulares. El Partido Popular Europeo
votó a favor de la medida propuesta por el miembro del socialismo
europeo José Blanco. Todos excepto los populares españoles y húngaros,
que votaron en contra. El tema del 'impuesto al sol' es ignorado
más allá de los Pirineos. Los más de cincuenta eurodiputados que
intervinieron en el debate previo a la votación de la propuesta de
renovables no hicieron ni una sola mención a este asunto.
Pese
a que el Consejo optó por la tesis de Nadal respecto al autoconsumo, su
victoria no está clara. La voz del Consejo suele tener mayor fuerza que
la del Parlamento, pero la amplia mayoría
que recibió esta propuesta le pondrá las cosas difíciles. El propio
José Blanco ha afirmado en reiteradas ocasiones que él no se levantará
de la negociación sin resolver este asunto. Otro hándicap para el
consejo, explican algunos expertos, es que estará liderado por Bulgaria,
quien tiene la presidencia rotatoria los próximos seis meses. Muchos
opinan que se trata de un país con poco peso dentro de la Unión y que no
tendrá la fuerza que podría ejercer Francia o Alemania.
Con
este panorama, cobra especial relevancia el papel que juegue la tercera
pata del banco negociador: la Comisión Europea. Y además, tendrá un
marcado acento español porque el responsable en la materia es el
comisario de Energía y Acción contra el Cambio Climático Miguel Arias Cañete.
La actitud que adoptará en los trílogos puede ser determinante y es una
incógnita dados los conflictos internos a los que va a tener que
enfrentarse.
Blanco le lanzó esta semana un mensaje directo:
"Espero que me ayude a sacar adelante el mandato del Parlamento Europeo,
que se ha visto reforzado con una amplia mayoría a favor". Sin embargo,
a nadie se le escapa que Arias Cañete es miembro del Partido Popular.
Que viene del Gobierno de Rajoy y que fue el presidente quien apoyó su
candidatura al Ejecutivo comunitario. Sin embargo, procede del ramo de Agricultura y Medioambiente,
que está impulsando todo lo que tiene que ver con la lucha con el
cambio climático. No obstante, en Moncloa la ascendencia de Álvaro
Nadal, quien fue director de la oficina económica y al frente de la cual
está ahora su cuñada Eva Valle (mujer de Alberto Nadal), es muy
superior a la de sus compañeros del ministerio de Isabel Tejerina.
Fuentes conocedoras de la casuística aseguran que Arias Cañete
quiere dejar cerrada la directiva de renovables antes del verano, ya
que después se arriesga a que quede en manos de otro. Desde alguna
compañía ven a Cañete, dado el puesto que ocupa, como un referente
contra el cambio climático tras la abdicación de Barack Obama. Sin embargo, el nuevo presidente francés, Emmanuel Macron, está haciendo todo lo posible por liderar esa causa.
Con el Consejo Europeo a favor del 'impuesto al sol' y el Parlamento comunitario claramente en contra,
la clave puede estar en manos de Arias Cañete, que tendrá que lidiar
entre las presiones que le lleguen de Madrid y la posibilidad de
estampar su firma para la posteridad como el comisario que cerró la
directiva más ambiciosa en la lucha contra el Cambio Climático, el gran
reto mundial que se dieron los estados en el Acuerdo de París. Y entre
medias decidir cómo queda el polémico 'impuesto al sol'.
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